El cuidado para una alimentación balanceada del niño es necesario iniciarlo desde la vida intrauterina. Tan pronto la madre tiene la positividad de embarazo, su medico empieza a controlar la ingesta de alimentos para ambos, tratando de cuidar la madre y mantener su equilibrio nutricional, y a la vez proporcional con el consumo de vitaminas dirigidas al desarrollo y crecimiento sano del bebe. Tanto es así que, todas las que somos madres, por décadas hemos ingerido un complejo vitamínico que se llama “Materna”, aunque existen otros tantos dependiendo del laboratorio que lo elabore. El mismo se utiliza desde el inicio hasta el termino del embarazo y, posterior a este, los primeros meses, en virtud de que sigue ayudando en el periodo de lactancia. Sumado a esto, es necesario el seguimiento de vacunas para la nueva criatura, indispensables para la inmunidad física ante enfermedades como difteria, poliomielitis, entre otras.
¿Qué tal el cuidado de las emociones durante este periodo? ¿Te has preguntado hasta dónde incide la forma en que se maneja la parte afectiva en este proceso? ¿Sabes que de nada sirve un exagerado cuidado alimenticio si se ingiere de manera permanente dosis de maltrato, agresividad, falta de apoyo emocional a la madre?
Llevar controles en la parte emocional de la madre y un seguimiento tan sistemático como el anterior, traería y evitaría muchísimos problemas de salud física y mental en la vida del niño, situaciones que muchas veces no se sabe que son iniciadas desde antes de nacer. Malformaciones congénitas, por ejemplo, algunos síndromes, falta de crecimiento, entre otras problemáticas tienen como origen maltrato psicológico y diferentes tipos de violencia, sobre todo verbal, y situaciones de estrés permanente por distintas situaciones durante la etapa de embarazo. Una mamá sometida a presiones económicas, de pareja, laborales conlleva consecuencias en ocasiones irreparables para su hijo. Hasta la forma en que es recibido a la hora de salir del útero, si fue forzado o en un ambiente de tensión pueden dejar secuelas que influirán en el desarrollo y comportamiento psíquico del bebé. Este, desde su concepción es una esponja que se llena de lo que le pones, sabiendo que cuando exprimes no se elimina completamente y algo queda, pero esto es determinante para toda su vida. Por tanto, las primeras etapas de desarrollo serán la zapata para la vida futura del individuo. Necesario cuidar y evitar todo lo que pueda ser un alimento inadecuado, tanto físico como emocional.