La etapa de la humanidad que vivimos hoy, donde como nunca existen mayores vías de comunicarse, paradójicamente es cuando el hombre tiene mayores interrogantes sobre hacia dónde, cómo y el porqué de las cosas. De nuevo la esclavitud, la cual costó tanto ser eliminada, sin embargo, en la mayor etapa de desarrollo científico y económico, la gran mayoría ha permitido que, de manera sutil, apenas perceptible le sometan a ella. Se preguntarán a qué nos referimos esta semana. Creo que muchos, sin señalar la forma, ya han entendido que son las mal llamadas redes sociales, convertidas en presas donde queda atrapada la parte vital de la que dependen tus acciones y respuestas conductuales, y son tus pensamientos.

No puedo empezar a hablar sobre depresión en adolescentes sin primero señalar lo anterior, en virtud de que ellos están siendo, por la vulnerabilidad y característica de la etapa en viven, los más atrapados y afectados, sin dejar fuera a los más pequeños a quienes se les pone en la mano una pantalla, a veces desde antes de los dos años, con la finalidad de que estén tranquilos como si fuera un sedante, mientras sus padres o tutores hacen lo mismo.

Detectar a tiempo es compromiso y responsabilidad de los adultos dentro del seno familiar. Ya que, se generan unos cambios que pueden ser confundidos con los típicos de la edad, pero, ojo, cuidado con esto. Todo tipo de información es recibida en fracción de segundos sobre belleza, sexo, droga, salud, violencia, riqueza, pero, especialmente, en la mayoría de los casos, distorsionado sobre lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo, todo disfrazado y enmascarado.

Sin embargo, la base principal de esta problemática de conducta, la cual en ocasiones puede ameritar tratamiento farmacológico manejado por un psiquiatra, radica en el manejo e interacción con papá y mamá, donde por lo general se dan canales de comunicación inadecuados, y a veces ni siquiera existen. Basándome en mi propia experiencia con jóvenes, casi todos sienten no ser importantes para estos, no les dan tiempo, ya que “cualquier otra cosa es prioritaria ante ellos”. Y, lo peor aún, no parecen darse cuenta de lo que estos están experimentando hasta tanto se presenta una crisis dónde aparecen ideas suicidas, y hasta intentos, con lo que entienden su hijo(a) necesita ayuda profesional SOS. No esperen llegar a este punto y observen por favor su comportamiento en esta delicada fase.

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