“¿Qué va a pasar ahora?” “¿Cuándo terminará esta situación?” “¿Llevaremos una vida ‘normal’?” “¿Qué harán los científicos?” “¿Qué pasará conmigo y mi familia?” “¿La economía, cuándo arranca?” “¿Se pondrán de acuerdo las naciones poderosas?” “¿Y las pequeñas como nosotros, qué pasará con ellas?” “Y yo, ¿podré ser igual?”
Estas interrogantes se hacen cada día todas las personas del mundo, llegan a nosotros vía las redes, que, si bien es cierto nos mantienen comunicados, no menos cierto también contaminados con informaciones distorsionadas, sin base alguna. Razón por la cual es imprescindible como nunca filtrar y, si es posible, ni abrir, lo que muchas mentes ya con problemas pretenden difundir y, peor aún, hacer reenviar. Desde el día cero hasta hoy, nuestra finalidad ha consistido en ofrecer cada semana a la familia dominicana un apoyo para un desenvolvimiento sano dentro de los individuos que la conforman, ya que desde aquí es donde sentamos las bases para todo cambio necesario en la sociedad, basado en vivencias propias. En este momento, como nunca, asumimos el compromiso desde aquí compartirles todo lo que podamos con la finalidad de preservar la salud mental de cada uno de aquellos que nos siguen.
Si hay algo que me ha consternado, hasta las lágrimas en repetidas ocasiones, es ver el poderoso recurso que ha salido como nunca a flote de nuestros ciudadanos, recurso que le falta a las llamadas “grandes potencias”, y es la fe en Dios, visible en todas las clases sociales, incluyendo nuestras fuerzas armadas, policías, entre otras. Se ha vuelto frecuente ver en nuestras calles, en las últimas horas de la tarde en todo el país vehículos con altos parlantes, reproduciendo grabaciones y muchas veces en vivos cantos de alabanza al Señor, cargados de confianza, arrepentimiento y perdón, pero, lo más grande, asegurando que la solución a lo que hoy vivimos está en las manos de Dios.
Sin dejar reconocer y bendecir los médicos, enfermeras, cuerpos castrenses, entre otros que han dado y expuesto sus vidas durante este difícil momento, quiero dejarles el siguiente versículo bíblico: “Bienaventurado el pueblo que tiene esto; Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.