La raíz

La violencia, tanto callejera como intrafamiliar, ha aumentado en el país, lo que ha terminado en horrendos crímenes. Mirando el televisor recientemente, me enteré de un atroz crimen ejecutado por un hombre a su familia

La violencia, tanto callejera como intrafamiliar, ha aumentado en el país, lo que ha terminado en horrendos crímenes. Mirando el televisor recientemente, me enteré de un atroz crimen ejecutado por un hombre a su familia, lo cual ha tenido gran auge en las redes sociales y los medios de comunicación. Los casos de violencia dentro de los hogares, por lo regular, no son producidos en un día de manera abrupta, sino paulatinamente, lo que va formando un hábito (peligroso), donde los miembros, sin darse cuenta, se van adaptando a vivir dentro de este ambiente. Las escenas de violencia son ocasionadas por cualquier cosa, algunas tan insignificantes que cuando preguntas qué ocasionó la discusión, por ejemplo, te pueden contestar: “ fue originada por el cambio de un canal de televisión”. Cuando estos eventos ocurren, los familiares cercanos y vecinos tienen conocimiento de la situación, y en ocasiones he conocido casos donde de manera anónima han dado participación a las autoridades. El problema de la violencia en la familia es muy grave, ya que es en el seno de la misma, como en tantas ocasiones hemos señalado, donde está centrada la base de la sociedad y, por ende, independientemente de los demás factores sociales que inciden en el aumento de violencia callejera, es el principal entorno que debemos cuidar.
“Familias sanas originan sociedades sanas”. Por ejemplo, no podemos esperar un mango dulce y suculento si el árbol que lo produjo estaba enfermo, ya que este fruto va a depender de la condición de la raíz, tronco, tallo y hojas. Por tanto, necesitamos mantener de manera permanente el respeto entre los miembros que habitan dentro de un hogar. Lo más importante es buscar, tanto a nivel gubernamental como de instituciones que se dedican a trabajar con problemas familiares, mecanismos que enseñen maneras adecuadas para un buen desenvolvimiento en la cotidianidad. Existe un adagio popular usado en nuestra sociedad, y es el siguiente: “El dominicano pone candado después que le roban”. Pero resulta que en lo concerniente a la familia no podemos dar el chance de que la problemática tome cuerpo, sino que, por el contrario, debemos crear una campaña de prevención contra la violencia familiar. No basta con atacar, denunciar y redundar. Necesitamos, de inmediato, actuar.

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