Esta primera semana de diciembre 2020, como cada año, intentamos llevarlos a ustedes al análisis de cómo ha sido la vida de cada uno durante el desarrollo de este. El hombre es tridimensional, espíritu, alma y cuerpo, y dependiendo de con qué y cómo hemos llenado las mismas, finalizaremos estos 365 días en salud física y mental o todo lo contrario.
Este año ha sido el más difícil por la amenaza permanente a toda la humanidad por una crisis de salud que nadie imaginó podría llegar a través de un fenómeno microscópico llamado virus COVID-19 que, independientemente la forma, llegó, está y tiene temblando, tal cual dice la palabra como borrachos a las llamadas grandes potencias mundiales, las cuales nosotros los pequeños, como República Dominicana y mal llamados países “tercermundistas”, veíamos como modelo a seguir por sus avances científicos y económicos.
Todos nosotros como nación hemos tenido como siempre que buscar alternativas, a veces inverosímiles hasta para la ciencia para salir adelante, para resguardar la salud, no solo del cuerpo, sino también emocional de nuestras familias, en nuestros hogares, de cada uno de sus miembros, donde sumado a esto ha habido una amenaza constante en cambiar nuestros paradigmas en cuanto al manejo de nuestros hijos, precisamente de conceptos importados de esos grandes que hoy se tambalean, no solo por la enfermedad, sino con las problemáticas de las mentes y enfermedades de las mismas en sus habitantes, de manera especial niños, jóvenes y adolescentes.
Faltan apenas tres semanas para llegar a término de este 2020, el cual pasará a la historia como el año de la pesadilla mundial. En medio de todo esto, cada uno de nosotros, si nos ponemos a revisar, ha hecho su esfuerzo aunque ha habido que luchar, las autoridades y uno como individuo, con falta de disciplina y consideración de muchos que no han querido aceptar o no han sabido llevar el compromiso que es de todos de, sin entrar en pánico, cuidarnos unos a otros. No obstante, por la misericordia de Dios para aquellos que como quien escribe ha visto su mano actuar y sabe que esta nación es creyente en su mayoría de su poder, hemos visto cómo ha sido manifiesta su ayuda.
Empecemos desde hoy, como cada año, a inventariar qué hemos hecho y/o dejado de hacer ante el compromiso principal que es el cuidado, protección y apoyo de nuestras familias.