“Por favor cámbiame de colegio, no quiero seguir ahí”. Es la petición por meses de un adolescente de 15 años, siendo en ese lugar estudiante de honor desde pequeño, igual que sus hermanos, por tanto la madre no entendía a qué se debía esta necesidad que su hijo presentaba. Casi al final de curso, este desesperadamente le suplica que no quiere estar ahí, es cuando la madre logra sacarle el motivo por el cual insiste en una decisión tan importante a esta edad. “Tengo que decirte la verdad. Estos amigos que he hecho desde la infancia, no están en buenos pasos, fuman, beben y algo más, mami. En ocasiones me hacen sentir tonto y ridículo ante mi postura. Desde niño, tú y papi, nos has enseñado vida cristiana, valores morales, y lo más importante de todo, repetido permanentemente que el mayor regalo que podemos dar es ser mañana hombres y mujeres de bien”. Este momento, ya de impacto para ellos como padres, los lleva a consultar conmigo buscando una orientación adecuada desde mi posición de terapeuta familiar, ya que es una edad difícil, delicada y donde los hijos empiezan a buscar una verdadera identidad.
Como pueden ver, esta respuesta conductual no es usual en esa etapa de vida, ya que por el contrario está demostrado que lo que más pesa en el grupo y la presión de estos, precisamente en busca de esta identidad, queriendo con ello evitar el rechazo y seguir siendo parte. Si levantar una familia y educar unos hijos siempre ha sido difícil, hoy día es casi luchar contra corriente, por todas las presiones no solo de los amigos, sino de la invasión cotidiana de redes y medios con ideas y conceptos que entran en guerra con lo que en la gran mayoría de familias de nuestra sociedad siempre ha permanecido y ha dado resultado. Padres y tutores son los responsables, independientemente de todo lo que quiera imponérsele hoy a nuestras familias, por intromisión de corrientes de pensamiento e ideologías foráneas, de la salud física y mental de sus hijos. Por tanto, hay que tener extremo cuidado y no dejarse arrastrar por todo lo que se quiere imponer e insertar en deterioro y ruptura de lo que hasta este día ha sido autoridad dentro del hogar.
En el ejemplo citado, se tomó la decisión del cambio, de manera tan exitosa que sus hermanos quisieron seguirlo. Ojo, nadie los quiere como tú, defiéndelos.