Es tan sencillo…El primer alimento para el alma y la base fundamental para el manejo de ese día es agradecer a Dios por estar vivo; en el hogar, con tus hijos, cónyuge, hermanos, padres, reconociendo con un abrazo, un “buenos días”, la oportunidad de tenerlos y estar con ellos. Al hacer esto, aseguro sales dosificado, al igual como haces con tu cuerpo al desayunar de manera adecuada, poniendo energías físicas con las cuales inicias la faena.
Hoy, la mayoría de las personas vive en construcciones verticales, o en lo que es lo mismo, en condominios o torres, donde a pesar de vivir más cerca pareciera haber una prohibición para la unión. Al encontrarte con unos de tus vecinos, tomarlos en cuenta con un simple saludo, acompañado de una simple sonrisa, genera una oportunidad de intercambio de afectos y especialmente de aquello para lo que fuimos diseñados, vivir en comunidad de forma gregaria, jamás separados como islas. Razón por la cual es importante acercarnos unos a otros, y más aún en la actualidad, donde las reglas básicas de buena educación, que tanto se sucedían antes en las escuelas, con tanta “comunicación” y avances, se han perdido.
Al salir a la calle, en un vehículo, o también como peatón, también tienes el gran desafío para el cambio. Conduciendo, tienes también la oportunidad de resolver uno de los problemas principales por los que estamos atravesando en nuestras calles y carreteras, que es el tránsito vehicular y peatonal. Es tan fácil como ceder el paso a otro conductor, sin importar en qué vaya y permitirle a aquel que va a cruzar una calle, hacerlo sin salir corriendo porque le mandaste a pasar, respetando su paso de cebra, sin miedo a ser atropellado por un motor que una vez cedes el paso se va en rojo o sencillamente se atraviesa de carril.
Nuestro cambio no depende simplemente de multas, reglas y de que las autoridades, como están haciendo, tomen todo tipo de medidas, sino de cada uno de nosotros, dando, en los 365 días del año, estos pequeños pasos que son los únicos que verdaderamente pueden revertir el caos en todos los ámbitos que se está viviendo hoy en nuestra tierra.