“He tenido que cambiar los niños a un colegio más barato”; “Yo los míos los inscribí en una escuela pública cerca y que es muy buena”. Casos como estos me han sido planteados por padres para este año escolar 2022 donde se inician las clases con normalidad.
Entre las tantas cosas que nuestras familias han tenido que evaluar a raíz de lo vivido por casi tres años a nivel mundial, están las finanzas y cómo éstas afectan su entorno y relaciones entre sus miembros. Son muchos los hogares donde los padres han mantenido a sus hijos en colegios muy por encima de sus condiciones económicas, solo por dar lo que ellos no tuvieron. ¿Hasta dónde ese “dar” se convirtió en una situación de estrés permanente a la hora de pagar cada mes el mismo? Mantener los hijos en centros educativos, donde la población está por encima del nivel social al cual uno pertenece, trae como consecuencia a los niños, en su desarrollo, una serie de conflictos que afectan su identidad para una vida adulta, ya que crecen fuera del contexto que verdaderamente les toca, y con ello entran en una situación de competencia que conlleva, una vez mayores, a no sentirse adaptados a la realidad que les circunda. En una ocasión cité, creo hace poco, una joven que pedía a sus padres que la dejasen una cuadra antes del colegio para que sus compañeros y profesores no viesen el vehículo en que la traían estos, en virtud de que la gran mayoría llegaba en autos de lujo.
Estas dos posiciones con las que iniciamos no solo son coherentes, sino saludables en todos los aspectos, para una sana convivencia, permitiéndose así evitar el estrés cotidiano de ir a veces a largas distancias solo porque ese es el “bueno” y, la parte de igual peso, que es utilizar cada mes recursos que podrían ser dispersados en otros renglones de gastos como alimentos, por ejemplo, bajando a así esa carga financiera. Queremos hacer reflexionar a los padres sobre cómo, más que nunca, nuestros hijos son influenciados con ideas y valores distorsionados. Por tanto, es imprescindible desde el día cero fijarse en qué se les enseña y velar porque no les inyecte lo contrario a nuestras convicciones y normas dentro del hogar. Hay que recordar que cada familia es única, cuídala. Cito esto último, debido a que la carga por mantenerse en ese medio roba el espacio de poder evaluar cuáles son los modelos de desarrollo integral implementados en este, algo tan importante para un desarrollo emocional sano.