Está demostrado científicamente cuán importante es para la salud el estado anímico de las personas. Cualquier situación que enfrentemos en nuestras vidas, pérdida de un ser querido, problemas económicos, etc, enfrentarlas adecuadamente va a depender del manejo de nuestras emociones. No sé a quién de ustedes le ha sucedido que al salir en la mañana y al poner la luz direccional o atravesar una calle a pie alguien le cede el paso. En ese momento, queda en mi inconsciente seguir haciendo lo mismo. O cómo al darte alguien las gracias acompañada de una sonrisa, la recibes doble. Es más, a veces, sin hablar, con sólo sonreír, se ha dicho todo. Si nos proponemos cada día tratar de cambiar la actitud de hostilidad, autodefensa y agresividad, por sonreír a aquel que muchas veces demandamos sus servicios, podemos crear una epidemia de alegría. Propongamos al levantarnos, antes de montarnos en el patín que nos estamos dejando arrastrar sin darnos cuenta, regalarnos a nosotros mismos “la primera sonrisa del día” al mirarnos en el espejo. Empezar las mañanas contagiando a nuestros allegados, al esposo que durmió a tu lado, a tus hijos, esa persona que ayuda en los quehaceres de tu casa y así ésta se va convirtiendo en un ente multiplicador altamente “contagioso”. Podemos transmitir algo que es completamente gratuito, ya que no hay donde comprarlo, no obstante, todos la necesitamos y a la misma vez disponemos de ella para llevarla dondequiera que nos movamos. Difícilmente vas a ser mal atendido al llegar a un lugar si la llevas contigo. Tengo un recuerdo hermoso de mi estadía en una pequeña ciudad de China, llamada Yu, durante tres semanas, en la cual no necesité el idioma para sentirme acogida, ya que bastó mirar las expresiones de sus rostros, la sonrisa de sus labios, para entender que estaban contentos con mi presencia. Parece una pesadilla llevar dos años con nuestros rostros cubiertos por una máscara que permite a penas mostrar los ojos, los cuales, con una mente llena de miedos, angustias, llegando al pánico en muchas vidas, es imposible que estos transmitan entre las personas sentimientos genuinos de alegría, gratitud, paz, y a través de la cual queda cubierta precisamente la expresión facial descrita que es la sonrisa, que rompe cualquier barrera de hostilidad interior que podamos llevar. Mostrar de nuevo el rostro es retomar vivir, empezar a trabajar la “recuperación emocional” de nuestra sociedad, incluso expresada como SOS por nuestro Presidente.