Definitivamente, en este momento, la preocupación principal de cualquier ciudadano en nuestro país se ha convertido en viral, y, no de redes sociales, sino en cualquier interacción cercana, sin importar nivel sociocultural, y es lo expresado, como: “¿Cuál salida tomar ante la repetición de eventos violentos, tanto dentro de las familias como fuera de ellas?”. A cualquier lugar donde acudo que tienen conocimiento de mi área profesional recibo el mismo cuestionamiento, acompañado de un “Dame tu opinión”.
Si observamos, no precisa de mucho análisis, porque tenemos todas las evidencias por diferentes medios, es obvio que el protagonismo está centrado en pérdidas de vida de mujeres a manos de hombres. Indiscutiblemente, en su mayoría, estas tienen un mismo perfil, son jóvenes no mayores de 30 años, y con aspectos estéticos también muy parecidos. Por lo general el agresor suele ser de mucho mayor edad, con buen nivel económico, no necesariamente social o cultural, pero sí la característica de machismo, que desgraciadamente forma parte de la cultura latina, y de manera muy enfática del dominicano.
También tenemos algunos actos como el acontecido en Bonao, donde un individuo segó la vida a tres personas, incluida su propia mujer, e hirió a otras tres más con arma blanca. Lo mayor de este incidente, además de ser una desgracia que ha impactado a la nación, es que hay un componente a tomar en cuenta, de gran relevancia, la forma en que este, no solo manifiesta ningún tipo de remordimiento, sino más bien insiste en que le “faltó una más”, sin inmutarse.
Es imprescindible retomar, especialmente desde nuestros medios de comunicación, iglesias, clubes, juntas de vecinos, padres y amigos de la escuela, y entidades sociales en general, no solo una campaña, sino un trabajo de forma inmediata de orientación masiva a la familia dominicana, enseñarles a identificar cuándo uno de los miembros que la integran está presentando cualquier tipo de trastorno conductual, que, en vez de querer esconder, busquen ayuda con profesionales de la salud mental. Detrás de todos estos hechos existe un precedente en los individuos que los cometen, así no se haya identificado como problema mental o emocional. Hay un papel que le toca al seno familiar, y es tener cuidado en las relaciones en que se van involucrando las jóvenes, porque no saben en manos de quién pueden caer y han caído. Ojo con despliegues de regalos y aportes económicos, los cuales muchas veces se usan para deslumbrar, y que podrían convertirse en carnada. Todos alerta.