Ayer fue celebrado el Día Internacional de la Mujer, en el cual se hace reconocimiento a las más destacadas de la sociedad. Las mujeres jugamos un rol determinante en la humanidad y somos el ser encargado por la naturaleza para la procreación misma de la vida. Tanto así, que Jesús nace de una mujer y, como dice la escritura, al resucitar al tercer día, a quienes aparece por primera vez fue precisamente a mujeres. Hoy queremos reconocer aquellas mujeres a las que nadie conoce, que permanecen en el anonimato, pero que, no obstante, son ejemplo de entrega y dedicación, de forma tal que renuncian a lo que haya que hacer para simplemente darse a los suyos. Reconocemos a tantas madres dedicadas a trabajar la tierra, al servicio doméstico, vender periódicos en las esquinas, como recuerdo me expresó una joven de muy lindo aspecto físico que hacía esta labor: “No me avergüenzo, porque es un trabajo honrado”. También aquellas que son esposas, profesionales y madres, las cuales tienen que repartir su tiempo y tratan por todos los medios de cumplir estos tres roles tan difíciles de ejecutar. Esta última, hace malabares para que el día le alcance en el desempeño de tan delicadas tareas. A las madres solteras, que son una cifra muy elevada en nuestra sociedad, que tienen que hacer su papel de Ma-Pa (madre y padre), siendo este un rol que suena sencillo, pero es uno de los más difíciles de desempeñar, ya que hay que mantener de forma permanente esa figura de autoridad y, a la misma vez, ese remanso de amor y ternura que necesita dar a sus hijos.
A todas estas grandes mujeres, heroínas, ilustres, quienes hacen todo solamente por el sentimiento que más necesita la humanidad y que cubre multitud de faltas, el amor. Mujer, no tienes que entrar en el plan de la competencia, ni dentro de tu hogar ni fuera de él, ya que Dios, a través de la misma naturaleza, se encargó de darte tu papel, de colocarte como columna, de crearte para crearlo todo; porque sin ti y tu hermoso vientre, no existiera la humanidad misma. Y, por último, a ti, hombre que naces de mujer, quiero exhortarte en estos tiempos en que nuestros medios están manchados de sangre ante la violencia de tus manos hacia ese ser que te dio la vida y que hoy está a tu lado como compañera: reconócela cada mañana al abrir tus ojos y cuídala.