Una persona de mi aprecio, narró un hecho sucedido a su hija en el momento que llegaba a la puerta del colegio de su hijo de poca edad, y un motorista de golpe se detuvo y le dijo “la tengo encañonada, deme su cartera”; llena de valor con el niño sostenido por su manita lo jaló detrás de ella y a todo pulmón gritó “un ladrón”. El delincuente que no esperaba tanto coraje de una madre, salió como un bólido.
Debe suponerse que lo sucedido deja efectos psicológicos en la madre y aquel niño, con múltiples efectos. Puede que el de mayor trascendencia, mayor lección de vida para el niño haya sido el de tener mucho valor y control emocional de su madre que supo cómo responder a una situación de riesgo.
Aquella es una madre que, aún entregando la cartera, cosa que no hizo, quizás pensó que el delincuente podía actuar por reconocer sus características físicas, y prefirió jugársela protegiendo su niño.
Vale preguntarse ¿y es tan difícil garantizar seguridad ciudadana? Lo es para el gobernante que no sabe qué y cómo hacerlo. Este gobierno ni sabe ni le importa, por eso no tiene un plan. La delincuencia crece cuando el Estado y sus instituciones no responden, y las tensiones se agravan cuando hay crisis económicas que crean inflación, desempleo, carencias en los servicios públicos de salud, educación y otros; precariedades en la población, por lo que el estrés y los niveles de intolerancias se disparan en la población. Sumados estos hechos a los que provocan habitualmente la delincuencia.
Peor aún, cuando un Presidente, como es el caso de Abinader, nada entiende y cree que con decirle al país que va personalmente los lunes a la PN o que ha dado órdenes de aplicar el código 29 (darle muerte al criminal), resuelve; para acallar lo acompaña de papeletas en la boca a determinados comunicadores para que no digan en los medios lo que el pueblo sufre cada día. Siendo, lo apropiado una profunda reforma policial para desarrollar en ella su capacidad de prevenir el crimen y el delito, en acciones de acercamiento a la comunidad.
El país es puente para el gran tráfico de drogas hacia los mercados estadounidense y europeo. Esas organizaciones criminales pagan en naturaleza a quienes les sirven, y estos desarrollan el microtráfico vendiendo porciones al detalle, creando un comercio ilícito que disloca a una población porque desarrolla un comportamiento de lo peor. A un solo narcotraficante se le atribuye recientemente haber traficado dos toneladas y media semanal. Es mucha droga.
¿Cómo la introducen? Tirándola al mar en flotadores impermeables o en los montes; las avionetas o embarcaciones dejan trazas de radar ¿Cómo se persiguen? Con aviones Tucanos, pero hay deficiencia ,de 8, hay 4 en tierra por falta de mantenimiento que debe darlo la casa suplidora ¿Y cómo se combate el microtráfico? Había una Dirección de Control de Narcótico en la PN que cerraron. Y otra destinada a las pandillas juveniles. Tan desafortunado como esos descuidos es el destino del Centro de Procesamientos de Datos, cayó en manos de alguien que no sabe qué hacer; con este centro se geolocaliza y tipifica el crimen y delito.
¡No puede haber seguridad mientras gobierne Abinader, no lo sabe hacer!