En estos momentos en que tenemos un Ministro como Francisco Domínguez Brito, quien ha mostrado interés y preocupaciones genuinas por el cuidado del medio ambiente en República Dominicana, es el tiempo idóneo para retomar la petición de que se elabore y promueva la aprobación de una ley especial con miras a proteger los ecosistemas en el país y sancionar a quienes los afecten.
Los daños causados a los ecosistemas en República Dominicana como consecuencia de la tala y quema indiscriminada de las zonas boscosas amerita una legislación distinta a la Ley General de Medio Ambiente, más detallada y precisa para castigar esta práctica tan perjudicial.
El Ministerio de Medio Ambiente, para hacer un mejor trabajo de cuidado y vigilancia de los bosques, necesita ser provisto de todas las herramientas para evitar daños ambientales causados por el hombre.
Genera gran preocupación la gran cantidad de incendios forestales ocurridos en el pasado reciente y en la mayoría de los casos se trató de prácticas intencionadas y llevadas a cabo por personas que quieren aprovechar un terreno para beneficios personales sin importarles el alto costo que esto constituye para el país.
Ha ocurrido con importantes áreas protegidas y Parques Nacionales como Los Haitises y Polo, Barahona, zona en la que se encuentra la única reserva de biósfera del país.
Es por esto que el tema es muy importante, pues hace falta normativa nueva para castigar drásticamente a quienes dañen los ecosistemas o al menos una modificación de nuestra actual ley para incrementar las penas por estas acciones criminales.
Otra medida interesante que desde el Ministerio se puede proponer también podría ser la creación una jurisdicción especializada en medio ambiente y recursos naturales, pero no como la existente en el Ministerio Público que no está compuesta del todo de personas capacitadas profundamente en la materia, sino, un tribunal cuyos miembros sean entrenados de manera específica para lidiar con atino estos casos.
Lo que hace unos años parecía para muchos un tema romántico y del futuro muy lejano ha demostrado ser en la práctica, con tristes catástrofes naturales, una situación delicada del presente a la que hay que poner una mayor atención.
El ecocidio, una especie de homicidio contra los recursos naturales, no sólo daña una zona, sino que constituye una bomba de tiempo que daña el país y eventualmente el planeta, en perjuicio indiscutible de los individuos que habitan en él.