En momento que el mundo está convulsionado por diversos conflictos y a propósito de la conmemoración este 10 de octubre del Día Internacional de La Salud Mental, debemos procurar acercarnos más al amor, y ser propiciadores de la paz de nuestros cercanos, incluyendo a amigos y compañeros de labores. La guerra entre Rusia y Ucrania, el conflicto en el Medio Oriente, así como la tensiones con los sucesos entre República Dominicana y Haití, preocupan a la mayoría de la humanidad, incluyendo a los dominicanos, lo cual puede traer como consecuencia daños a la salud y la paz mental.
Dejando a un lado los resultados negativos para las economías por esos conflictos, como el alza de los combustibles y materias primas para la elaboración de productos, incluso de alimentos, debemos mantener la cordura, paciencia e irradiar paz y sosiego a todos.
La humilde y el respeto deben estar por encima del “poder para aplastar”, que enarbolan y ejecutan líderes y organizaciones, como Vladímir Putin y Hamás, para acabar con la vida y la paz de miles de personas.
Pasemos las páginas de las preocupaciones y las desgracias, a veces fantasmas, para dar paso a la alegría, a través de la musicoterapia y otras formas de mostrar tu positividad y buen espíritu.
Para los creyentes, como yo, es importante mantener la oración, y unirse a las peticiones de un no a las guerras y un sí a la paz realizadas por el Papa Francisco y otros líderes religiosos, frente a las tensiones provocadas por acciones ilógicas de grandes naciones por ampliar su poderío, sin importar las consecuencias de sus crueles actos.
Mantengamos siempre la cabeza en alto, sonriamos y mostremos nuestra mejor cara a todos, para de esa forma contagiar a los demás y colocar en el mundo esa aurea de luz positiva, que requerimos para iluminar a quienes estén a nuestro alrededor.