Se cumplen 58 años de una traumática epopeya popular, casi generalizada, producto de las tensiones acumuladas, como en las capas tectónicas, por una dictadura sangrienta sin extirpar completamente, las euforias de la Guerra Fría, los prejuicios de que las demandas de libertad real eran pujos “comunistas”, de un pueblo que había conocido el término, en la escala del sátrapa de San Cristóbal, para calificar a sus opositores. El golpe contra Bosch, electo con más del 62%, su popularidad y expectativas, enorme contraste con lo vivido por los dominicanos desde el año 1930, golpe que apenas año y medio antes, había producido una descomunal frustración. La miopía militar del Pentágono y la clase política en el poder, veía con recelo todo lo popular, con un “mieo parío” a lo que les recordara la experiencia cubana. El Triunvirato, bajo el control absoluto de Donald Read Cabral, había caído en un brutal descrédito por sus desaciertos y acciones contra una población que desconfiaba y recelaba de acciones dirigidas a satisfacer apetencias de militares corruptos y politiquitos ambiciosos. Se conspiraba abiertamente…Teniendo apenas 20 años, sin credenciales políticas, participé sin restricciones, de reuniones con militares en uniforme, en el Ensanche Isabelita, donde se definían acciones conspirativas y militares sin reservas. Allí me enteré de que el Crnl. Hernando Ramírez repartiría armas a todo el que quisiera sumarse a las fuerzas rebeldes. Cada noche un grupo “patrullábamos” el Santo Domingo romántico, con armas inapropiadas, maltratadas y de dudosa efectividad, que nos había entregado un sujeto que vino clandestinamente en goleta, desde Puerto Rico, con instrucciones de Juan Bosch. Este señor fue muerto en la 30 de marzo, frente a las oficinas militares del Palacio Nacional y su ametralladora utilizada como cebo por francotiradores oficiales, para aniquilar incautos. Tuve que regresar a Mayagüez días antes del desenlace. Confirmados los eventos vía Doña María Luisa Mateo de Fernández, KP4WT, sin que la prestigiosa radioaficionada amiga de los dominicanos, supiera de nuestra intención. Fuimos a Fajardo a avisar a Bosch, quien estaba en una casita de playa, a confirmarle la primicia que el Golpe era un hecho. Los documentos desclasificados de los USA, definen el curso de acción, la reacción militar y el miedo a que se le fueran de las manos los acontecimientos de abril. El “nié” de la revolución, sin vencedores ni vencidos,, produjo infinidad de traumas personales y las “soluciones” impuestas, efectos de enormes consecuencias para cada dominicano. El gobierno de Balaguer y la extensión del trujillato, obedece a esas “fórmulas” recomendadas por “especialistas”, sin bases socio económicas ni culturales, bajo un descomunal menosprecio a una población aplastada por las circunstancias e intereses ajenos. Joaquín Balaguer fue “electo” presidente en unos amañados comicios bajo tutela militar americana, después de su segunda intervención armada. El resto es historia reciente de la cual, cada criollo tiene un fragmento
inédito que se llevará a la tumba.