Cuando faltan escasas semanas para el inicio de un nuevo año, resulta de interés conocer las proyecciones económicas planteadas por instituciones y profesionales expertos, pues esto nos permite visualizar el potencial y los factores de riesgo en la planificación de las metas y la toma de decisiones trascendentales.
Sobre el particular, se perfila que la República Dominicana mantendrá la estabilidad económica que viene exhibiendo, que la ha posicionado como un referente en la región de América Central y el Caribe, aspecto que resulta de interés para la inversión extranjera y genera tranquilidad en los sectores que intervienen en la economía vernácula.
Conforme al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Producto Interno Bruto (PIB) tiene una proyección de crecimiento de un 5.0 %, mientras que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) lo estimó en 4.5 %. Aunque la diferencia es mínima y esos mecanismos están estrechamente relacionados, se aprecia una diferencia de criterios, porque en el caso de la última de estas organizaciones, toma en cuenta factores sociales y de otra índole que tienen un impacto directo en la vida cotidiana de cualquier país.
Estas proyecciones están sujetas a cambios, a propósito de la presentación del informe anual “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2024”, previsto para hoy, miércoles 18 de diciembre, en una conferencia de prensa liderada por el secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, de acuerdo con una información publicada en el portal virtual del citado mecanismo regional.
En ese orden, la economía dominicana está sostenida por el aporte significativo de las remesas y el turismo, que este año tuvieron un desempeño a niveles récord, así como las exportaciones, este último aspecto relacionado con el impulso de las zonas francas.
El aumento de las remesas mantiene oxigenada la economía. Estas no solo son para satisfacer las necesidades básicas, también representan ahorro e inversión, esta última a partir del emprendimiento.
Aunque hay sectores que tradicionalmente cuestionan que se exhiba como un logro la recepción de estas divisas, lo cierto es que son el reflejo de nuestra condición de país en vía de desarrollo que tiene una diáspora significativa dispersa entre Estados Unidos y Europa, que mantiene vínculos con su país de origen. Lo preocupante es que este tipo de divisas es susceptible a los cambios internos que se producen en las naciones de procedencia.
En cuanto al turismo, se requiere mantener la competitividad y la diversificación para resultar más atractivo para otros mercados, y aprovechar las condiciones excepcionales que tiene el país, incluido el apoyo en la promoción de los cruceros.
Será determinante además, que la inflación continúe en el rango meta establecido por el Banco Central, de más o menos 3.5 % y mantener el desempleo en niveles manejables, esto sujeto en cierta medida, al proceso de reforma del Código Laboral, pues su eventual aprobación crearía incertidumbre en algunos sectores económicos y sociales, que por sus implicaciones por igual tiene repercusiones políticas.
Para economistas consultados, el 2025 puede ser desafiante para muchos países, como resultado de la inestabilidad en el ámbito de la geopolítica, en el que trascienden dos conflictos armados en curso, las variaciones en los precios de las materias primas y los ajustes que se prevén en las tasas de interés de política monetaria en naciones desarrolladas. No obstante, debemos observar con optimismo el porvenir, sin dejar de monitorear el comportamiento de aquellos factores endógenos y exógenos que nos impactan como país.