Cada día es una oportunidad, pero también un motivo para agradecer.
Solo imaginar la enorme cantidad de personas que no lograron despertar a un nuevo día, debe ser la razón principal para dar gracias a la vida por permitirnos ver un nuevo amanecer.
Sin importar lo difícil que sea, vivir es un privilegio y como tal debe ser apreciado. Las personas que logran ser concientes del valor de la vida, aún con todos sus problemas y complicaciones, desean vivirla de la manera más saludable y feliz posible. Cuando los seres humanos reconocen a la vida como el más preciado de los bienes que poseen, entienden que deben ser cuidadosos y responsables.
Una manera saludable de vivir, va más allá de una buena nutrición, una excelente hidratación, elegir y realizar la mejor rutina de ejercicios, o acudir al doctor por chequeos de rutina, sin esperar a estar enfermos.
Vivir de manera saludable implica tanto los cuidados físicos como los cuidados de nuestros sentimientos y pensamientos.
Para vivir en salud, lo primero que debemos hacer es limpiar nuestra alma de resentimientos, olvidar las ofensas de las que hemos sido víctimas, unas veces sin querer, otras con toda la mala intención.
Asi comenzaremos a dejar aflorar los sentimientos más nobles y a generar pensamientos más positivos.
Vivir no es fácil, es verdad, pero en más de un 80 por ciento esa dificultad la generamos nosotros mismos y no hacemos nada para solucionarlo.
Nos limitamos a lamentar o maldecir, en vez de asumir una actitud proactiva y encarar el día a día con optimismo.
Algunas veces, por diversas razones, las personas pierden la ilusión y alegría de vivir, pero tan pronto se ven en un peligro inminente de morir, se dan cuenta de lo mucho que desean seguir transitando ese camino de pocas rosas y muchas espinas que todos llamamos vida.