El humanismo de Hostos aboga por el ser humano completo. Y el ser humano completo es cuerpo, sensibilidad, razón y conciencia moral. Hostos está lejos de cualquier desprecio de la coporalidad y la sensibilidad humana. La sensibilidad está constituida por nuestros órganos sensoriales, las afecciones y pasiones. El cultivo de la sensibilidad conduce al arte. Y la estética es una de las ramas del saber filosófico que Hostos reconoce. La razón la piensa como organismo, es decir, como sistema. Este órgano racional que es parte esencial del ser humano incluye tanto lo sensible como lo intelectual, lo empírico como lo racional. La razón es aquí el organismo del pensamiento y el conocimiento humanos. Carlos Rojas Osorio[1]
En el libro “Humanismo y soberanía”, del cual venimos hablando desde hace varias semanas, en la entrega anterior se hizo referencia a Betances, el líder revolucionario puertorriqueño que soñaba con la independencia de su isla. En esta oportunidad, hablaremos acerca del humanismo hostosiano, a la luz del libro que escribió el amigo Carlos Rojas Osorio.
Afirma que el ser humano en Eugenio María de Hostos es humanista y su concepción de la sociedad democrática. Para Hostos el humanismo es individual, social y universal. Asegura que si bien el maestro de maestros puertorriqueño se inspiró en las ideas de Augusto Comte, cuestiona algunas de sus ideas, como por ejemplo su sociocratismo; Hostos, a diferencia del creador del positivismo, se aleja de todo dogma, de todo símbolo teológico y metafísico-. “En efecto, Hostos difiere de Comte en la idea fundamental según la cual éste solo reconoce los deberes que el ser humano tiene para con la sociedad, pero no reconoce derechos individuales, es decir, derechos que podemos reclamar a la sociedad. La noción de derecho le parece a Comte muy subjetiva y por ello lo niega”.[2]
Así pues, el humanismo hostosiano es universal y resalta, destaca y defiende el derecho de la mujer, el derecho a la educación de este grupo social, pues a su juicio era la única forma de vencer los obstáculos que le impiden el pleno desarrollo como persona, pero sobre todo como ser humano racional y moral.
No caben entonces dudas de que para Hostos el ser humano es integral y completo: cuerpo, sensibilidad, razón y conciencia moral. Pero, y es quizás lo más interesante de este gran pensador, si bien es cierto que defiende al individuo, no menos cierto es que sin el otro no puede haber desarrollo, es decir, en “el escenario ineludible de su vida social. La sociabilidad del ser humano es una ley, la primera ley o principio que constituye la ciencia sociológica”.[3]
Esto quiere decir que el ser humano debe ser visto a través de la sociedad; así pues, la sociología nace, según Hostos, en el mismo devenir histórico. Hostos afirma que existen leyes sociales que componen la sociología. Pero ojo, son leyes no escritas, difieren de las de tipo normativo que impone el derecho. Las leyes sociales de Hostos son las siguientes:
Ley de sociabilidad. Esta ley es la constatación del hecho social primario, o lo que es lo mismo la evidencia de que el ser humano tiene su existencia y desarrollo en la sociedad.
Ley del Trabajo. Esta ley se refiere al necesario equilibrio social, que como dice Rojas Osorio, es más ideal que real. Aboga por una economía racional y eficiente. “En una sociedad del equilibrio dinámico la economía seguiría el principio de que el consumo dependería de la producción y esta de la eficiencia de los factores que intervienen en el trabajo.
Ley de Libertad. Para Hostos la libertad debe estar en perfecta armonía entre el derecho y el deber. La sociedad debería estar conformada sobre la base de un régimen de derecho, donde el pueblo tenga una verdadera participación.
Ley de Progreso. El progreso solo se alcanzará cuando exista verdadera educación en el pueblo. Sin educación no habrá progreso. Esta ley es enteramente positivista.
Ley de Civilización o del ideal. Esta ley está directamente relacionada con el desarrollo moral.
Hostos mencionaba también la Ley de conservación y la Ley de los medios, que no fueron desarrolladas por Carlos Rojas. Afirma el autor que las leyes sociales de Hostos no son en absoluto empíricas.
Rojas Osorio critica el concepto de ley de Hostos por cuanto no son normativas, y por lo tanto son difíciles de percibir y aplicar. La mayoría de las leyes enunciadas por el pensador son de carácter ético, pero también empírico. Se pregunta el autor: ¿Son estas las únicas leyes sociales? ¿Pueden existir otras?
Lo interesante es destacar dos aspectos de Hostos. La necesidad de que la moral no es individual, sino que tiene que existir necesariamente una moral social: Y en segundo lugar, que sin educación no puede existir progreso. Ojalá los que dirigen la educación del país se convencieran de esto para que en República Dominicana se produzca una verdadera revolución educativa. Una revolución que vaya más allá de las tandas extendidas, de las cifras amañadas, de las titulaciones de los profesores. Una revolución educativa que implique a toda la sociedad. Que así sea. Amén.
______________________________________
[1] Carlos Rojas Osorio, Humanismo y soberanía. De Betances a Mari Brás, Humacao, Puerto Rico, 2013, pp. 41-42
[2] Ibidem, p. 40.
[3] Ibidem, p. 42.