Al analizar los resultados del recién celebrado proceso de primarias cerradas del partido de gobierno PRM, bajo la supervisión de la Junta Central Electoral (JCE), hay que concluir señalando que pasaron la prueba, y no solo porque ocurrió como deben acontecer estos procesos, organizada y calmadamente como un ejercicio democrático ordinario, aunque esto sea un logro visto el conflictivo historial de procesos similares en el país, y la mala costumbre de resistirse a aceptar los resultados, sino por los importantes mensajes que se extraen de este.
Estas primarias que fueron las únicas realizadas, para elegir el candidato presidencial, así como candidatos municipales en distintos niveles, contrario a lo que muchos pensaban de que serían un ejercicio inútil dado que se esperaba que el presidente de la República sería el vencedor del certamen, tienen un impacto importante porque resultar ganador en un proceso de consulta a las bases partidarias de forma abrumadora y sin cuestionamientos, no solo silencia hasta a los más ríspidos contendores como es el caso de dos de los aspirantes que competían, sino que fortalece la unidad del partido y sienta un precedente importante que da calma de cara al futuro, pues en el 2027 cuando el presidente por mandato constitucional, independientemente de lo que sea el resultado electoral del 2024, ya no podrá ser candidato, los posibles sucesores aguardan competir también en un proceso de primarias, unos más confiados que otros, lo que contribuye a evitar que se reproduzcan imposiciones y otras malas prácticas por perversas guerrillas de rivales que debilitan y destruyen partidos, por fuertes que estos se crean.
Aunque las primarias fueron precisamente el motivo principal por el cual el pasado gobierno promovió la aprobación de la Ley 33-18 de partidos políticos para tratar de resolver sus conflictos internos y garantizar que el pasado presidente pudiera asegurar que ganara su candidato, y no su rival y antecesor en el poder, su empeño en hacerlas con padrón abierto por la sospecha de que las bases partidarias no aseguraran el objetivo perseguido, lo que en parte facilitó el desorden en su votación que en algunos lugares del país se extendió hasta horas de la madrugada según fue denunciado, provocó serios conflictos que cuestionaron sus resultados y llevaron a la división. Con la consecuencia de que paradójicamente quienes querían imponerlas como método obligatorio de selección de los candidatos partidarios renegaron de estas, y simplemente decidieron no utilizarlas en el presente proceso electoral.
El hecho de tener que ganar unas primarias para ser candidato, y de que el padrón sea cerrado, esto es que solo voten los inscritos en el partido por oposición a un padrón abierto, en el cual todos los electores pueden hacerlo, tiene también otros efectos positivos, pues por un lado hace que los aspirantes deban tener una conexión con su base partidaria y evita que la utilización de recursos pueda mover la aguja a favor de alguno sumando votos traídos fuera de la organización, lo que aunque ciertamente puede también ser efectuado con votos del partido, limita el universo de posibilidades, y por el otro, permite una más efectiva supervisión de la JCE a un menor costo, puesto que como muchos señalamos en su momento la celebración de primarias abiertas y máxime si simultáneas era someter a la Junta a un proceso electoral más, cuyos resultados podían afectarla, como lamentablemente sucedió con la pasada, y tienen un costo injustificado e irracional.
Aunque los partidos generalmente exageran el número de sus miembros y muchos gustan de celebrar afiliaciones de millones de votantes, la mayoría prefiere no someterse a un escrutinio que evidencie cuál es la cifra real y dura de estos, al menos en el país, debido a que no se celebran primarias con los votantes del exterior, y ahí al parecer también los líderes del partido oficial pasaron la prueba, pues si bien el vencedor a nivel presidencial no representa sorpresa, el total de votantes sí, pues fue mayor que el anunciado por ellos mismos que curándose en salud quisieron ser cautos, pero también del esperado por estos y por muchos. Así que lo acontecido el pasado domingo no solo dejó atrás odiosos fantasmas del pasado, sino que confirmó que tomaron la decisión correcta formando un nuevo partido, el cual puede decirse que ya se puso los pantalones largos.