Cada vez son más frecuentes las “metidas de pata” al comunicar. Es muy común encontrarse con quien intenta defenderse, alegando que “quiso decir digo cuando dijo Diego”. Hay dos razones fundamentales que llevan a errar al comunicar: esa velocidad que obliga a desconectar el pensar y el decir, y el hecho de que la alegada libertad de expresión sin límites nos ha encontrado sin la adecuada preparación para gestionar los flujos comunicacionales.
Con solo detenernos, con sentido crítico básico, a revisar lo que se difunde por la inmensa mayoría de los medios que usamos a diario, encontraremos que la incontinencia verbal, la estridencia y hasta los insultos se han convertido en una especie de moda generalizada.
Es muy lamentable que tanta gente desconozca o haya olvidado que la información sirve para modelar el pensamiento, y que la comunicación es soporte de la sociedad.
Entonces cabe preguntar: ¿Paramos o seguimos?