Leonel se resiste a reconocer que perdió. En su cabeza no cabe que perdiera y mucho menos que su derrota proviniera de “un cualquiera”; así llamo a su contendor.
Su ego solo acepta que perdió porque le hicieron trampa. Por tanto, él no perdió, ¿?.
Su escarceo no es el tradicional pataleo del que pierde. Aborrece que lo consideren así. Su pataleo es especial.
Su pérdida amerita una “revolución”, ya lo dijo en la manifestación frente a la JCE.
Para él sentirse redimido, la historia debe registrar un acontecimiento, un antes y un después. Porque no ha perdido cualquiera, ¡ha perdido Leonel!
Por eso ha tratado de desacreditar al árbitro que le niega que llegó safe. Por eso ha convocado, aunque inútilmente, al pueblo, por eso ha pedido que lo reciban los empresarios, una parte de la iglesia y todo aquel que él considera frente a los cuales debe limpiar su nombre, ante la ‘ignominia’ de que lo han derrotado.
Según su atormentada cabeza, el país debe detenerse. No importan las actividades productivas, no importa el estrés a que está sometiendo al pueblo que él dice representar; por encima de todo eso, primero está él.
Sus alegatos, que van desde los hackers rusos, el algoritmo, hasta el incendio en un almacén en el que todavía no estaban los equipos que él alega fueron violados para hacerle trampa, los sabe falsos, inútiles, pero eso no detiene su porfía.
Diferente al común pensar, me parece que los partidos y personas que lo acompañan en su disgusto, están siendo inducidos, unos, por el ego desmesurado del perdedor y otros, además, por el odio a quienes dirigen la actual Administración. Deben reflexionar, él, Leonel, no lo hará.
Por otra parte, el país debe prepararse, paciente, firme, con la ley en las manos, y reclamar tranquilidad al ex presidente y evitar las provocaciones de algunos de sus seguidores – no debemos olvidar el cuento del ratón y la ratonera (Ver en internet) – nos compete a todos.
Por cierto, también lo sabe y debe estar preparado quien actualmente dirige los destinos del país; él conoce quién es este perdedor.