Para que el presidente Luis Abinader pueda desarrollar República Dominicana usando al sector agropecuario como turbina, es urgente la construcción de un tejido de agroindustrias municipales, para que RD esté en capacidad de convertir en productos exportables y no perecederos la producción agropecuaria.
De lo contrario, elevar la producción, producirá quiebra en los productores porque el exceso de oferta, presionará hacia abajo el precio. Pero si las agroindustrias municipales absorben el exceso, convierten estos en productos no perecederos con potencial exportables.
Al absorber los excedentes las agroindustrias tienen un efecto de “estabilizar los precios”. Y estas agroindustrias no le costarán un peso al Estado, si su valor luego de construidas es convertido en acciones de mil pesos y vendidas al público, emigrados o inversionistas internacionales.
Construir las agroindustrias municipales, y vender su valor en acciones, tendrá un efecto de aspiradora de inversiones locales e internacionales. Y devolverá la confianza de los dueños de tierra, pues saben que habrá estabilidad de precios, y no tendrán temor de quebrar.
Lo que reactivará la economía rural y urbana, por las cadenas de empresas conexas que participan cuando se motoriza la producción agropecuaria. Se incentivarán las exportaciones y la RD entrará en un ciclo de prosperidad y desarrollo. Al despertar el monstruo productivo del campo.
Y no estamos inventando nada. La economía política es clara cuando plantea la evolución macroeconómica de las sociedades hoy desarrollada. El sendero fue, la agricultura, la industrialización del campo, la industrialización general y la sociedad de la información.