Esta semana volví a pensar en mis reflexiones turísticas sobre la pregunta ¿Quién cuida nuestras playas? Esta interrogante la tengo presente constantemente, y me detengo a pensar en ella cada vez que se conoce algún proyecto perjudicial o un desastre –pequeño, mediano o grande- que evidencia la actitud displicente de las instituciones públicas (nacionales o municipales) ante los problemas que afectan este recurso natural estratégico para nosotros.
La incidencia de la economía del turismo en las regiones turísticas y en el país en general, vista desde el enfoque bancario (ahorro y crédito), empleo, consumo, ingresos de divisas, inversiones, participación en los ingresos fiscales o por el aporte al producto interno bruto, es determinante, que por tanto la magnitud de su incidencia en la marcha de la economía, una caída significativa de sus aportes, sería una catástrofe nacional.
Considerando la importancia de estos indicadores, en repetidas ocasiones, al escuchar a quienes hablan de la pobreza de los aportes del turismo al país, he propuesto aplicar la “prueba total”. Como el turismo aporta poco y sólo nos trae problemas, cerremos –por ejemplo- todos los hoteles de Punta Cana. En 3 meses, esa próspera región se convertiría en un lugar desolado y en ruinas, y la economía del país perdería su dinamismo al reducirse en más de un 15% la producción y el empleo directo e indirecto en esa región y en amplias zonas del país.
A partir de este enfoque, cuando se presentan las frecuentes situaciones críticas en las playas que constituyen una amenaza para la salud actual y futura del turismo, como las construcciones ilegales y explotación excesiva, la invasión de las algas o la denuncia de una grave contaminación en playas de importancia, repito: ¿Quién cuida nuestras playas?
En lo que el hacha va y viene y descansa el palo, lo cierto es que las playas y con ellas el clima, son los atributos más valorado del producto turístico dominicano. Por tal razón no exagero cuando califico las playas como un recurso natural económico de valor estratégico.
Los sabios del turismo suelen aportar variados enfoques, pero las que no mienten son las encuestas del Banco Central para conocer la opinión de los turistas que nos visitan, que al declarar los motivos por los que escogieron el país, quienes dijeron que por sus playas sumaron: el 28% en el 2000; el 37% en el 2005, el 33% en el 2010; el 30% en el 2015 y el 31% en el 2017. El segundo renglón en la motivación es el clima que en los años citados fue 27%, 19%, 14%, 19% y 19%. Sumados los dos rondan el 50%.
Cuando circulan imágenes como las que muestran la basura en el litoral de Santo Domingo, las algas en las playas del Este, la contaminación de Juan Dolio o los edificios sobre la arena, pensemos en la circulación de información, cierta o falta, por Internet. En el año 2000 el 2% de los turistas que vinieron se enteraron de nosotros en Internet; pero en los últimos 3 años superan el 18%. Por eso me pregunto ¿Quién cuida las playas?