El merengue dominicano, con su ritmo contagioso y su vitalidad inconfundible, no sólo es el corazón musical de la República Dominicana, sino también un activo cultural de valor incalculable y una poderosa herramienta económica para el país.
Reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2016, este género musical resuena en las calles y en los corazones de los dominicanos y atrae a turistas ansiosos de experimentar su energía y aprender a dar unos pasitos. Nada más relajante que mover la cintura.
En un país donde el turismo es una industria crucial, un pilar de la economía, el merengue es un punto a considerar. La declaración de la Unesco ha elevado el estatus del merengue a nivel global y ha fortalecido su posición como producto de exportación cultural. Aprovechemos eso.
Con más de 10 millones de visitantes extranjeros anuales (cifra lograda en 2023), la República Dominicana tiene una plataforma única para exportar su música y enriquecer su imagen internacionalmente.
Pero faltan aplausos. Dicho de otra forma, se requiere más apoyo –aunque algunos insisten en decir que no- tanto desde el Estado, como desde aquellos que tienen las herramientas para arroparlo mejor.
Una crítica constante, con sobrada razón, es que en muchos resorts donde se aloja gente de casi todo el mundo, no se aprovecha suficientemente esa presencia para darles merengues al oído y para bailar. A menudo, la música nuestra está ausente en muchos de esos espacios de ocio y recreación y en sus discotecas, a diferencia de prácticas comunes en otras naciones en las que al turista se le da a consumir el producto local para que se enamore de él y lleve para su casa. Aquí falta mucho de eso.
La propuesta de establecer una emisora dedicada exclusivamente al merengue y a la bachata (que este servidor apoya) y promulgar leyes de protección y promoción de esos géneros podría ser de elevado aporte. La primera no parece difícil de lograr; el Estado es el dueño de las frecuencias y perfectamente puede hacerlo.
Una emisora especializada garantizará una plataforma continua para la difusión y apreciación del merengue tanto a nivel nacional como internacional, mientras que leyes adecuadas podrían asegurar su integración en programas educativos, eventos culturales y estrategias turísticas. ¿Si no es algo que resta, pero sí suma, por qué hay gente opuesta a que sea así?
La Corporación Estatal de Radio y Televisión (CERTV) debería desempeñar un rol más activo en la difusión y promoción del merengue nuestro, darle más calor, para potenciar tanto a los artistas establecidos como a las nuevas promesas.