Durante la temporada de fiestas de fin de año, las personas suelen llevar y traer comidas desde su hogar a donde se realicen las reuniones. Y muchas veces ocurre, también, el camino inverso: una vez finalizado el encuentro, cada quien se lleva lo que no se comió de regreso a su casa

En el medio, desde que se adquieren los productos en el supermercado, hasta que se llevan elaborados a la mesa, hay algunos requisitos que deben cumplirse para garantizar la inocuidad de lo que se come y prevenir enfermedades. Más aún en verano.

Es que existen una serie de “buenas prácticas de consumo” que son importantes para garantizar la inocuidad de los productos alimenticios, según explicó a Infobae la licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Magister Internacional en Tecnología Alimentaria Susana Caruso.

La intoxicación alimentaria es la manera en que comúnmente se denomina a las enfermedades transmitidas por los alimentos (ETA), provocadas por comer comidas contaminadas.

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“Hay que tener en cuenta que un alimento puede verse bien a simple vista y no tener signos de estar en mal estado, dado que muchas veces la apariencia no determina su calidad sanitaria. Los consumidores estamos expuestos a diferentes peligros que pueden producir desde pasar un mal momento (incómodo o de dolor), hasta una enfermedad mayor”, indicó en una nota reciente con Infobae la licenciada en Nutrición María del Rosario Belossi (MN 10609), especialista en nutrición en deporte y basada en plantas.

Recomendaciones para cuidar lo que comemos

Los expertos coinciden en que lo que se lleva a la mesa debe ser minuciosamente cuidado desde el momento en que se adquieren los productos en el supermercado.

Y dieron una serie de medidas para tener en cuenta.

1- Prestar atención al momento de las compras

“Como primera medida se deben obtener alimentos en comercios confiables con respecto a que el origen respete las condiciones sanitarias. Es importante observar que los productos estén separados por rubros evitando la contaminación cruzada, inclusive entre alimentos, ya que algunos por su origen portan una gran cantidad de contaminantes. Por ejemplo, no debe haber alimentos cocidos en contacto con carne cruda o bien no se deben apoyar en la misma superficie sin que sea higienizada previamente, tanto durante el expendio como en acondicionamiento en el hogar”, comenzó a explicar sobre esto Caruso, quien agregó que “tampoco los alimentos de origen vegetal sin procesar deben estar en contacto con alimentos listos para consumo”.

Asimismo, destacó que “es importante leer los rótulos, ya que además de los datos comerciales poseen otros muy importantes con respecto al establecimiento productor y sus permisos sanitarios para la producción del mismo, como los números de RNE y RNPA, fechas de elaboración y tiempo de vida útil, condiciones de almacenamiento (si necesitan o no refrigeración), modo de uso, condiciones de cocción si la requieren, listado de materias primas, son los más destacables”.

Por último, si de envases se trata, “se debe tener en cuenta que estén íntegros, ni rotos, ni abiertos o con precintos de seguridad violados y se deben rechazar latas abolladas en el remache, hinchadas u oxidadas”. También se deben rechazar los productos envasados en “tetra” que se perciban hinchados.

2- Ya en casa, refrigerar primero los alimentos de heladera

Al momento de llegar al hogar, “se deben acondicionar y guardar primero los productos alimenticios que necesitan refrigeración: las carnes se deben poner en la heladera en recipientes cerrados evitando la contaminación cruzada a través del contacto directo de la carne o sus jugos con alimentos que estén ya cocidos o no requieran cocción para su consumo”.

Los lácteos requieren refrigeración, excepto las leches larga vida mientras estén cerradas. “Algo que debemos asegurarnos es que las leches que se consuman estén pasteurizadas y los quesos sean de procedencia segura, lo que nos va a garantizar que se elaboran con leche pasteurizada”, recomendó Caruso, para quien sostuvo que “es conveniente lavar los sachets de leche antes de guardarlos en la heladera ya que muchas veces están en contacto con derrames de leche por envases pinchados en la misma bandeja de las góndolas y esto puede producir crecimiento de microorganismos en el exterior del envase, que luego pueden contaminar a la leche u otros alimentos que entren en contacto con él”.

3- ¡Ojo al descongelar alimentos!

A la hora de cocinar, un tema a tener en cuenta es la correcta manera de descongelar carnes u otros alimentos que se encuentren en el freezer.

Según apuntó la licenciada en Nutrición Ana Chezzi (MN 2245), “la carne, el pollo o el pescado no pueden estar fuera de la heladera. Si están congelados, se deben descongelar dentro de la heladera y nunca a temperatura ambiente”.

Además, “después de cocinar un plato, o se come, o se enfría en la heladera. No puede quedar una comida cocida fuera de la heladera. Lo más seguro es terminar de comer, guardar en envases cerrados lo que sobró en la heladera y lo que no se va a consumir, se tira”.

En el caso de que, como dijimos, se trate de comida para llevar a una reunión, una vez terminada la preparación, ésta se debe envasar y conservar en la heladera.

En la misma línea, la licenciada en Nutrición Eugenia Briz (MP 95) recomendó “no esperar a que el alimento se enfríe fuera de la heladera porque el riesgo de contaminación se intensifica en el verano”. “No hay daños que puedan provocarse al guardar los alimentos calientes o tibios en la heladera -aseguró-. Bajo ningún aspecto debemos dejar que el plato quede en reposo por más de dos horas antes de guardarlo en la heladera o freezarlo, ya que el alimento corre grandes riesgos de contaminación”.

“Luego de cocinar el alimento que deseemos almacenar, su consumo no puede ser mayor a dos días, la temperatura de guarda debe ser entre 1 y 8 grados centígrados -amplió la nutricionista-. Si vamos a consumirlo luego de esa fecha, se debe guardar en un recipiente con tapa y congelarlo en el freezer, ya que este proceso detiene la proliferación de los microorganismos, que vuelven a activarse de nuevo una vez se descongela el alimento”.

4- Conocer las “zonas” de riesgo para los alimentos

Según Caruso, existen en la heladera sectores que deben tenerse identificados para un mejor almacenamiento de los alimentos.

– Zona fría. Es una zona de seguridad para los alimentos, que va por debajo de los 5°C. A temperaturas por debajo de -18 ºC, los microorganismos no están activos y no pueden reproducirse. Aun así, continúan presentes en el alimento. El refrigerador debe mantenerse entre 1 ºC y 4 ºC. Y los alimentos que se sirven fríos, se deben mantener por debajo de los 5 ºC hasta el momento de su consumo.

– Zona de peligro. A temperaturas entre 5 ºC y 65 ºC, los microorganismos están más activos y se reproducen más rápidamente. Según aumenta la temperatura, aumenta la actividad y el número de microorganismos. ¡Los alimentos no deben permanecer en esta zona por más de dos horas!

– Zona caliente. Esta es otra zona de seguridad. A temperaturas sobre 65 ºC los microorganismos mueren. Los alimentos que se sirven calientes deben mantenerse en esta zona.

5- Cómo volver a guardar lo que no se consumió

“No más de dos horas desde que se han realizado las comidas conviene meterlas en la heladera en envases herméticos. Si son al vacío mucho mejor porque nos aguantarán el doble de días que si tienen aire”, recomendó Mónica Herrero, miembro del Consejo General de colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas y vicepresidenta del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Aragón.

Para ella, “es mejor hacerlo en recipientes pequeños y no grandes, y además manipularlos con las manos lavadas”. “En general las comidas ya precocidas o cocidas pueden aguantar de dos a cuatro días en heladera y si es al vacío aguantan el doble. Sin embargo, si congelamos las sobras pueden durarnos hasta tres meses, pero es importante siempre ponerles la fecha de envase porque si no no sabremos de cuando es la sobra”, remarcó la especialista.

6- Lavar bien las frutas y verduras

La época de calor invita a acompañar los platos con ensaladas frescas. Asimismo, en muchas familias existe la costumbre de comer ensalada de frutas para las Fiestas.

Como sea, las frutas y verduras que van a consumirse crudas, deben ser correctamente sanitizadas para evitar enfermedades.

En su libro Bromatología en casa, cómo comprar, manipular alimentos y mantener el hogar limpio y seguro, las ingenieras en Alimentos Mariana Al y Erica Pitaro Hoffman, y la ingeniera Agrónoma Daniela Crimer recomiendan “hacer una inspección visual al momento de adquirir frutas y verduras, revisando en profundidad su calidad organoléptica”. “Debemos seleccionar aquellos que se encuentren frescos, brillantes, de colores vivos, con forma y firmeza adecuada, que no presenten manchas ni olores porque esto puede ser señal de una madurez excesiva”, explican.

Una vez en casa, se los debe lavar, sanitizar y secarlos bien antes de guardar en la heladera.

Las expertas definieron el paso a paso en su libro:

1- Lavar los vegetales y/o frutas bajo el chorro de agua, ayudando con las manos a retirar la suciedad. En el caso de las verduras de hoja, lavar una por una desarmando la planta o el paquete.

2- Llenar la bacha de la cocina o el recipiente que se vaya a utilizar con agua fría, hasta una altura que permita sumergir bien los alimentos.

3- Con un gotero o jeringa colocar la proporción de lavandina según las indicaciones del envase y acorde a la cantidad de agua utilizada.

4- Sumergir las frutas y verduras por el tiempo indicado en el rótulo de la lavandina, que será acorde a la concentración de cloro.

5- Retirar los vegetales o frutas y dejarlos escurrir o secarlos con un repasador limpio o papel descartable. Es importante quitarles el exceso de agua antes de llevarlos a la heladera.

7- Lavarse las manos

Para el final, el famoso “por último, pero no por eso menos importante”, en su sitio web, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recuerdan el hábito de higiene y salud que es clave para evitar tanto ETA como otros tipos de enfermedades: lavarse las manos con agua y jabón.

Y en lo que a manipulación de alimentos refiere, recordaron hacerlo:

– Antes, durante y después de preparar la comida.

– Antes de comer comida

– Después de alimentar a las mascotas

– Después de ir al baño

– Después de cambiar pañales o limpiar a un niño que ha ido al baño

– Después de tocar basura

– Antes y después de cuidar a alguien que está enfermo

– Antes y después de tratar un corte o herida

– Después de sonarse la nariz, toser o estornudar

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