Este año celebramos el décimo aniversario de la campaña Bastón Blanco y la cuarta edición de nuestro Congreso Internacional de Accesibilidad Urbana. El espacio nos brindó la oportunidad de compartir con todos los asistentes cómo han sido nuestros inicios, cuánto hemos crecido en este tiempo y la ruta que nos trazamos para los próximos años.
En 2014, cuando decidimos iniciar la campaña Bastón Blanco, lo hicimos con el objetivo de proporcionar bastones blancos a personas con ceguera y baja visión en la República Dominicana. En ese momento, la situación era complicada; las personas con discapacidad visual enfrentaban serios problemas para adquirir este instrumento.
Así, durante nuestros primeros pasos, identificamos a una empresa canadiense que ofrecía bastones de calidad, y con este acuerdo, comenzamos una labor de distribución que nos dio reconocimiento a nivel nacional.
Y desde aquel momento a la fecha, logramos distribuir 7000 bastones en todo el país. Si bien la cifra es significativa, sigue siendo pequeña en comparación con la población de personas con discapacidad visual, que ronda las 300,000 personas en la República Dominicana.
La campaña Bastón Blanco nos permitió abrir la puerta a otros proyectos que complementan la autonomía de las personas con discapacidad visual. Tal como lo conté el jueves en el Congreso de Accesibilidad Urbana:
En un evento escolar, observamos la falta de herramientas adaptadas para estudiantes con ceguera, lo que nos llevó a diseñar un programa de distribución de kits educativos. Y a la fecha, hemos hecho entregas a más de 120 estudiantes, en los últimos cinco años, con una inversión superior a 12,000 dólares.
La autonomía no solo depende del acceso a bastones o materiales educativos; también se nutre de la posibilidad de generar ingresos. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ocho de cada diez personas con discapacidad en edad de trabajar están desempleadas en la República Dominicana, frente a tres de cada diez personas sin discapacidad. (Los datos podrían haber variado, considerando que están basados en un estudio hecho por el Sistema Único de Beneficiarios en 2018).
Por eso, hemos invertido en capacitaciones dirigidas a personas con discapacidad en habilidades técnicas y blandas. Además, acompañamos a más de 150 empresas en la creación de políticas de accesibilidad e inclusión laboral.
En estos diez años, además de incrementar la cantidad de bastones entregados, también hemos diversificado los servicios que ofrecemos. Actualmente, la Fundación Francina cuenta con un Centro de Recursos Educativos y un Centro Odontológico que atiende a personas con discapacidad visual. Este último se puso en marcha en colaboración con la Agencia de Cooperación Alemana y otros aliados locales e internacionales. Asimismo, en los últimos cuatro años, invertimos más de 25 millones de pesos en nuestros proyectos, colaborando con más de 10 organismos locales e internacionales.
Y en ese sentido, uno de nuestros proyectos más destacados es la Escuela de Liderazgo y Autonomía, que busca formar una nueva generación de profesionales con discapacidad visual. En esta iniciativa destinamos un promedio de 200,000 pesos anuales por estudiante, trabajando con un enfoque personalizado que les permite competir en cualquier contexto laboral. La escuela es posible gracias a la cooperación de entidades como Fondos Canadá y el Centro Nacional de Fomento a las ASFL, así como a otros aliados que se suman constantemente en actividades puntuales.
De cara al futuro, nos hemos trazado metas ambiciosas. Para el 2028, esperamos que el 90% de los estudiantes de la actual generación de la Escuela de Liderazgo y Autonomía haya culminado su formación universitaria o esté a punto de hacerlo. Además, buscamos que para el 2034 tengamos la capacidad de trabajar con personas ciegas desde la primera infancia; esta población suele ser la más desatendida de nuestro país, en materia educativa, debido a las especializaciones que se requiere para brindarles soporte.
Y como ya les he contado otras veces, estamos avanzando con el proyecto del Centro HADA, que será un espacio de cinco niveles en Villa Consuelo, diseñado para generar 150 empleos directos e indirectos y fomentar la formación técnica, la productividad y las habilidades sociales de las personas con discapacidad visual. La inversión estimada para este centro es de 27 millones de pesos. Este proyecto será el primero de su tipo en la República Dominicana, y esperamos que sirva como modelo para futuros centros en otras regiones del país.
Pero, para hacer realidad este centro y seguir con nuestras iniciativas, hemos lanzado una campaña de apoyo en la que cualquier persona puede contribuir con un aporte mensual de 10 dólares. Con este pequeño compromiso, quienes deseen sumarse estarán contribuyendo a proyectos como la entrega de bastones, la distribución de kits educativos y la creación de oportunidades laborales para personas con discapacidad visual. Un modo de unirte es suscribiéndote a nuestro Paypal https://n9.cl/fundacionfrancinapaypal.
Tanto el centro, como el resto de iniciativas que impulsamos, suponen el involucramiento de todos los sectores. Y para lograrlo, verán que, con cada vez más frecuencia, emprenderemos acciones destinadas a generar diálogo, intercambiar aprendizajes y fomentar la cooperación multisectorial.
Es decir, así como recorrimos 10 años de mucho crecimiento y desafíos, nos planteamos otra década de evolución. El jueves mencionaba cómo fue nuestro primer propósito: “Un bastón para ti, un entorno para todos” y cómo hoy nos centramos en garantizar que todas las personas con discapacidad visual puedan participar sin barreras en el entorno social y productivo de nuestro país. Y eso implica contar con todas las alianzas posibles, desde las organizaciones, empresas e instituciones públicas, hasta los individuos que día a día salen a las calles de nuestros campos y ciudades.
La meta que tenemos por delante se corresponde con la visión de futuro basado en desarrollo que tenemos todos los dominicanos y dominicanas. Y con ese punto de partida, es perfectamente previsible que el punto de destino será la ruptura de las barreras y la generación de oportunidades para todas las personas.