En la República Dominicana, como en la mayoría de los denominados países en desarrollo, se ha dependido durante mucho tiempo de lo que se produce en el campo.
En nuestro caso concreto, además de evidenciarse un notable descenso en el aporte de la ruralidad al PIB, aquel país básicamente agrícola de hace algunas décadas dista bastante de la realidad actual. La sociedad red en que vivimos también incluye a la ruralidad.
Pero mucha gente parece no haberse enterado. Desde dependencias oficiales hasta aspirantes a cargos electivos, incluyendo empresas y hasta ONG, siguen creyendo que las características de la ruralidad dominicana son las mismas del siglo pasado.
En cualquier momento podrán encontrarse con lo que hace mucho tiempo describió el saber popular con las siguientes letras: “cuaiquiei bejuquito enre’a / cuaiquiei soguita hace un ñu / y cuaiquiei sa’tre de campo / ai dei pueblo le hace un flu”.