Hace unos años recibí de mis nietos una placa en la cual se insertaba la siguiente leyenda: “Con un abuelo como tú, no hace falta Google”. Confieso que el halago me envaneció y decidí no usar en adelante esa herramienta para no desengañar a los pequeños que visualizaban a su abuelo como un sabio.

Pero en estos días he decidido volver a navegar en Google después de leer la declaración del presidente Luis Abinader que recomendaba al líder de la oposición que lo utilizara para que así pudiera apreciar cuáles habían sido sus ejecutorias en la administración del Estado.

En ese poderoso instrumento de búsqueda me he encontrado que, en el año 2004, cuando iniciamos el gobierno, y utilizo el plural porque fui su vicepresidente hasta el 2012, la tasa de pobreza extrema se encontraba en un 15.4% y cuando finalizamos nuestro mandato en el 2012 había descendido a un 9.9%, o sea, una reducción notable de 5.5 porcentuales.
Respecto a la pobreza moderada la tasa se situaba en el 2004 en 34.2% y ya para el 2012, al término del nuevo gobierno presidido por el doctor Leonel Fernández había descendido a 29.8%.

Estas cifras traducidas a buen castellano significan que bajo los dos mandatos del presidente Leonel Fernández la pobreza total se había reducido de 49.5% a 39.7%, lo que representa casi 10 puntos porcentuales.

Si observamos el número de personas en alguna condición de pobreza -extrema o moderada-, el amigo Google nos revela que en el 2004 ascendía a 4,468,404 y ocho años después, en el 2012, se ubicaba en 3,839,392, es decir, que 548,685 personas, más de medio millón había salido de la pobreza, unos resultados sorprendentes si se recuerda que el gobierno de 2004 se inició bajo el signo de una crisis profunda por la quiebra de tres de los principales banco del país, heredada de la administración anterior, con un millón y medio de personas de clase media lanzadas a la pobreza, una inflación que superaba los dos dígitos y una tasa de cambio de 57 pesos dominicanos por un dólar norteamericanos y que posteriormente tuvo que lidiar con la crisis financiera y económica mundial que se inició a finales de 2008.

Precisamente, el clamor que se oye en estos días, de hombres y mujeres que se quejan del costo de la vida tiene su origen en que la administración actual, a diferencia de las que encabezó Leonel Fernández, no ha sabido enfrentar la crisis desatada por la pandemia y ahora por la guerra en Ucrania. Los gobiernos no son elegidos para lamentarse de las crisis, sino para adoptar las medidas pertinentes que eviten el sufrimiento de su pueblo, y es lo que no ha sabido hacer la actual administración bajo cuyo mandato la pobreza entre 2019 y 2020 aumentó en 274,558 personas y volvió a incrementarse entre 2020 y 2021 en 72,118.

Google también revela que en los ocho años de las dos administraciones que presidió Leonel Fernández el promedio de la inflación fue tan solo del 5%, pues con excepción de un año en los demás el índice de precios al consumidor nunca superó el 5%; en cambio, el primer año completo del gobierno de Abinader la inflación se encaramó al 8.50 y la acumulada de abril 2011 a abril 2012 ya se encuentra en 9.64, lo que implica un alarmante crecimiento de los precios de los artículos de primera necesidad y una amenaza real de que al término de este año tampoco se cumpla la meta de inflación establecida por el Banco Central.

Me parece que resulta más conveniente para el gobierno actual que, en vez de navegar en google e invitar al líder de la oposición a hacerlo, se preocupe de poner en práctica políticas públicas para contener la inflación y para dinamizar el mercado de trabajo, pues el torbellino económico y social que nos envuelve presagia mayor pobreza y miseria para la población.

Cuanto más difícil sea conseguir un empleo y más aumente el precio de los bienes y servicios, mayor será el deterioro de vida de la población, y mayores serán los riesgos para que a la administración actual se le vaya de las manos la conducción del país. El índice de miseria, un indicador económico-social que refleja el grado de infelicidad de la sociedad muestra claramente que ha pasado de 9.0 a 15.2 entre el primer trimestre de 2020 y el cierre del año 2021.

Son estos datos, las cifras frías de la economía nacional las que deberían impulsar la acción de un gobierno, pues si se empeña en escudarse bajo el peso de una crisis y los errores que a su juicio se cometieron en el pasado le llegará el fin de su mandato sin dar respuesta a los problemas de una sociedad que esperaba verlo accionar, en vez de navegar por Google.

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