Lamentablemente, fallecieron 9 motoristas en trágicos accidentes de tránsito ocurridos durante las festividades de fin año, por imprudencia de los conductores de esos vehículos de dos ruedas, en la mayoría de los casos.

A esas pérdidas de vidas humanas, se suman el dolor de sus familiares, los niños huérfanos y las mujeres viudas, así como las lesiones físicas, a veces permanentes, de otras personas involucradas en los accidentes de tránsito.

Entre los datos relevantes y preocupantes sobre lo sucedido durante las celebraciones de fin de año, revelado por el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), figura que muchos de los motoristas fallecidos tenían alrededor de 36 años, es decir que estaban en plena edad productiva.

Y peor aun. En los 82 accidentes de tránsito ocurridos en esa fecha, en 68 hubo motos invlucradas, lo cual habla de los graves daños físicos y materiales provocados por los motoristas a otros ciudadanos.

Al parecer, los motoristas siempre desoyen o hacen caso omiso a los diferentes llamados de las autoridades, como lo hizo el Ministerio de Salud, a conducir con precaución, prudencia y sobrios, es decir sin consumir bebidas alcohólicas.

El desorden histórico de los motoristas es grave. Se estima que en el país mueren cada año más de 3,000 personas por accidentes de tránsito, y el 70% (2,100) de ellos son motoristas, siendo el no uso de cascos protectores, una de las causas principales.

Pero además de las pérdidas de vidas, los motoristas son los principales causantes de situaciones negativas en las vías terrestres de grandes ciudades, como el Distrito Nacional, las provincias Santo Domingo y Santiago.

Debemos educar y aplicar las sanciones establecidas en la Ley de Tránsito a los conductores de motocicletas que transitan “como chivo sin ley” por nuestras calles, autopistas y carreteras en el fin de año y siempre, por el bien común.

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