La gente común y corriente tiende a confundir las actuaciones de los deportistas por el escenario donde se destaquen. Varias veces me han preguntado las razones de por qué un futbolista valioso para su selección, va a otro país a jugar con un club.
Por ejemplo, Lionel Messi, que es miembro de la selección argentina, campeona del mundo, pertenece a un club en Miami con un acuerdo extraordinario.
Las cosas van más lejos cuando entienden que esos grandes contratos que se logran con clubes particulares, se ponen en riesgo al jugar con una selección. La respuesta es sencilla… “el orgullo de representar a su país”.
Sucede en todas las disciplinas. Cuando el fanático percibe que los beisbolistas hacen todos los esfuerzos posibles para que los tomen en cuenta a la hora en que se está conformando el equipo que irá al Clásico Mundial, me preguntan cuánto les pagarán.
Pues les diré que ninguna selección, de ninguna disciplina, de ninguna nación está obligada a pagar con dinero los servicios de los atletas. Por ética, sí están llamadas a otorgar todas las facilidades, pero al final, lo que prima es el orgullo patrio y la exposición por ello.
En el fútbol las cosas son especiales, porque la federación internacional (FIFA, por sus siglas en inglés) controla todas las ligas y torneos de sus instituciones afiliadas. Dentro de ese dominio obliga a los clubes a liberar los jugadores en fechas determinadas, para que sean parte de sus selecciones nacionales.
Pero al final, lo único que esas federaciones pueden ofrecer a la carrera de cada jugador es la exposición en eventos importantes, que revalorizan su cotización en el mercado internacional. De ahí la importancia de querer llegar a una copa mundial.
En nuestro caso, vemos que cada día más futbolistas destacados en el extranjero, nacidos, o de origen dominicano, se están integrando a nuestras selecciones y esto no necesariamente responde a lo antes expuesto.
Cuando les preguntamos a esos como Junior Firpo y Luismi Quezada, entre otros, ellos coinciden en un punto común, haciendo referencia al crecimiento de la disciplina, gracias a la Liga Dominicana de Fútbol (LDF), entre otras cosas. Una vez más damos gracias a la LDF.