No sé si será la institución mejor organizada del mundo, pero sí que es la que más se preocupa por buscar esa perfección. Me refiero a la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA), órgano rector del deporte más popular, con más afiliados que cualquier otra institución deportiva en el planeta.
La afirmación la hago por lo que viví en el campeonato mundial de fútbol sub 20 como encargado de prensa de la delegación dominicana.
Después de varias reuniones individuales con los equipos, antes de entregar las credenciales, revisaron los pasaportes de cada miembro de la delegación y la indumentaria deportiva, tomando en cuenta hasta el tamaño de los logos y números expuestos.
Por cierto, se le pidió a República Dominicana revisar el logo de la federación en las mochilas de los jugadores, porque excedía en un par de centímetros el tamaño permitido. Eso se tuvo que arreglar antes de salir para el estadio. Pero además, cuidar que los jugadores llegaran usando algún objeto con marcas comerciales visibles no vinculadas a FIFA, como los audífonos, por ejemplo.
Me tocó participar en el congresillo de los equipos pertenecientes al grupo D. Cada delegación debía estar presente con su “team manager”, del cual ya escribimos, un doctor, el encargado de prensa y la Team Liaison Officers (TLO), encargada de coordinar toda la comunicación con FIFA.
Allí se establecieron las pautas, las horas de llegada, se mostraron los juegos de uniformes que usarían para cada encuentro, regulando los colores de medias y calzados, se instruyó del comportamiento de los jugadores, del manejo de prensa, en fin, de todos los detalles que podamos imaginar.
Una de las “sugerencias” de FIFA a todos los equipos, fue la de cuidar que los capitanes salieran agarrados de la mano con los niños asignados a la hora del desfile hacia el terreno.
Se anunció que al finalizar cada juego un sistema al azar elegiría dos jugadores para los exámenes anti dopaje, y que era obligatorio presentarse, así como los seleccionados para las entrevistas en televisión. Igualmente, que un jugador con tarjeta roja sería apartado del equipo hasta la hora de salida.
Toda aquella experiencia fue extraordinaria, pero más impactante fue escuchar a alguien decir que eso es como un ensayo sencillo, frente a lo que se vive en un mundial de mayores.