En medio del revuelo de la Sentencia TC/0788/24 del Tribunal Constitucional que abre las compuertas para la presentación de candidaturas independientes, fuera de las estructuras de los partidos políticos -como establecían los artículos 156 y 157 de la Ley No. 20-23 Orgánica del Régimen Electoral- están los que la consideran el epítome del derecho fundamental a ser elegido desde cualquier plataforma y de la libertad del ciudadano para tener a su disposición múltiples opciones; en cambio, desde los partidos se teme que provoque disgregación, evasión del rigor mínimo de depuración y la filtración de figuras indeseables en el tramo político.
Sin embargo, con amplitud de horizonte y espíritu soñador, estos serían mis candidatos ideales que, a lo mejor, desde sus tribunas particulares puedan seguir haciendo el bien a la colectividad y de los que tendrían que aprender nuestros políticos tradicionales: Los voluntarios que preservan la vida de los vacacionistas poniendo en riesgo las suyas y han antepuesto el servicio a la diversión fueran valiosos alcaldes para sus municipios. Y qué decir de las monjitas de los asilos de ancianos que se preocupan de aquellos de los que familiares no se ocupan y recuerdan a los que los demás han olvidado, ellas serían excelentes administradoras del erario público.
También votaría gustosamente por los líderes comunitarios que ofrecen soluciones para un conglomerado donde otros solo ven problemas; por las enfermeras de los hospitales que atienden sin tregua y carecen del reconocimiento de su labor incansable con una remuneración mínima por su trabajo. Elegiría sin dudarlo a los bomberos que arriesgan su vida para controlar las catástrofes que otros provocaron o a los abogados y médicos de pueblo que no cobran sus consultas y rinden una labor social que bien pudieran aportar desde una curul como legisladores.
Marcaría gustosa en la boleta electoral al profesor de zonas rurales apartadas que recorre grandes distancias para transmitir el conocimiento a los que lo necesitan, a los entrenadores deportivos que talvez no pudieron destacarse en sus disciplinas, pero lograron que otros lo hicieran o a la madre soltera que debe sostener a sus hijos como un ejemplo de tenacidad y de distribución en la escasez que buena falta hacen en cualquier gobierno.
Talvez sea todo una quimera, pero llegará el día en que estemos más conscientes de a quiénes darles el poder de dirigirnos y elijamos los ejemplos de vida, no los afiches; la trayectoria y no las promesas, la realidad y no la ilusión porque el que puede en lo poco, también lo hará en lo mucho.