Esta semana próxima se inicia un nuevo año y con él se renuevan grandes expectativas en nuestras vidas. Un nuevo año siempre trae consigo la necesidad de planificarse, de establecer metas y proyectos, de revaluar las cosas que quedaron pendientes y, sobretodo, de albergar buenos y grandes deseos para esta nueva temporada.
En términos personales el 2018 fue un gran año, lleno de grandes retos alcanzados, de varios proyectos concretados y de consolidación de mi entorno familiar y de mis trabajos profesionales y empresariales. Para el 2019, fluyen en mi mente y en mi corazón una gran cantidad de buenos deseos, algunos de los cuales quiero compartir en este espacio con mis lectores.
Mi gran deseo para el 2019 es que mi relación con Jesús se haga cada vez más firme y más profunda. Quiero ser en mi práctica cotidiana y en todas las acciones que realice en este nuevo año, un real discípulo de Jesús. Quiero, como Jesús, poder amar a todo el mundo, incluso a aquellos que no me aman. Quiero no cansarme nunca de hacer el bien y de ayudar a los demás. Quiero ser una persona capaz de perdonar todas las ofensas y amar sin condición a todo mi prójimo, así como Jesús perdonó y amó hasta a los que le colgaron en la cruz. Quiero que el 2019 sea un espacio permanente para dar amor, solidaridad, humildad y perdón.
Deseo que el mayor y mejor regalo que Dios me ha dado, mi familia, cada día se unifique y se consolide más. Que mi hermoso matrimonio con Zinayda, siga la ruta de la sanidad y la felicidad, que cada momento nos amemos y nos comprendamos más, y que Jesús siga siendo el centro de todo lo que construyamos como pareja. Deseos que mis cinco nietos, mis dos hijas y sus esposos, mi mama y mi suegra, mis hermanos, cuñados y todos mis familiares, cada día desarrollen acciones positivas en favor de los demás y beban la fuente de la felicidad que es Jesús, y que en cada momento de este nuevo año podamos mostrarnos y practicar entre nosotros, el amor y la solidaridad de familia.
Deseo que la nación dominicana siga bendecida por Dios y continúe por la ruta de la tranquilidad y la paz que ha llevado en estos últimos años. Que nada desvíe a nuestro país por senderos de incertidumbre, de inestabilidad, de odios o de venganzas. Que se mantenga el crecimiento económico y la estabilidad política y social. Que el presidente Danilo Medina continúe implementando un gobierno que se preocupa por las mayorÍas, lleno de buenas acciones y de muchos proyectos sociales y grandes transformaciones estructurales e institucionales. Y que ese presidente cercano a la gente que es Danilo, nunca deje de transitar esa ruta de la humildad y la sencillez.
Finalmente, deseo de todo corazón que Dios ilumine a Danilo Medina y a Leonel Fernández, para que se produzca un gran acuerdo entre ellos y ambos entiendan que son los principales líderes del país, y que de ellos depende la estabilidad y el futuro de la nación dominicana. Para que actúen como han actuado hasta ahora, con un gran sentido de la historia, no creyéndose por encima de su partido ni de su país, poniendo sus intereses personales por debajo de los intereses generales y dando un gran ejemplo de unidad, de desprendimiento, de humildad y de visión política. Amen!!!