La más reciente proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el comportamiento de la economía latinoamericana apenas prevé un crecimiento promedio anémico del 1.1% para el año y sólo un 2% para el 2018. A despecho de la prevista reducida expansión de la economía regional, con índices muy bajos para las economías más grandes, como el caso de Brasil (0-2) y México (1.7) negativos para Ecuador (-1.6) y Venezuela (-7.4) con tendencia en este último a seguir contrayéndose el año próximo, la economía dominicana seguirá creciendo por encima del 3.6% previsto para el Caribe, con idéntica proyección para el 2018.
La única incertidumbre sobre el panorama económico nacional parece asociada a las corrientes proteccionistas de la administración del presidente Donald Trump y que, según el organismo internacional, de replicarse en otras economías fuertes podrían generar una tendencia o situación global de consecuencias imprevisibles todavía.
El ritmo del crecimiento dominicano favorece el clima de inversión, con pronósticos muy favorables para la industria, la agropecuaria y el sistema financiero, consolidando la estabilidad económica que ha vivido el país en las últimas décadas. El crecimiento sostenible de las variables económicas garantiza mercados internos bien abastecidos con estabilidad de precios para los consumidores. El aumento de la generación eléctrica, prevista para el 2018 con la entrada a las redes de los 720 megavatios de las plantas de carbón de Punta Catalina, deberá reflejarse también, según los expertos, en un suministro confiable con un impacto positivo en la factura eléctrica, lo cual constituirá un ahorro para las economías familiares y una reducción de costos para los agentes productivos.
Una electricidad más barata y abundante contribuirá a mejorar los niveles de competencia de la pujante economía dominicana.