En la vida, todo, en absoluto, tiene un lado bueno. Sin importar lo terrible y doloroso que sea, se sienta y parezca, al final siempre tendrá esa parte positiva. Esa que nos enseña una lección que nos servirá por toda nuestra existencia y que, incluso, nos ayuda a ser mejores.
Todas las personas a lo largo de la vida sufrimos pérdidas irreparables, dolores que nos rompen el alma, desengaños que nos endurecen y nos vuelven desconfiados, traiciones que destrozan nuestra confianza, nuestra autoestima y nos dejan tan abatidos que no nos atrevemos a intentarlo de nuevo.
Así nos ha pasado a todos y así es como casi todos reaccionamos en el momento. A todos nos asaltan los mismos pensamientos de desolación y nos invade una sensación de derrota.
Lo hemos perdido todo. Nada puede ser peor. Ya no nos queda nada más. Son solo algunas de las frases con las cuales nos identificamos, pero todo eso cambia cuando comienzan a disiparse las nubes grises de nuestro cielo, nublado por la tristeza y el dolor. Tan pronto comenzamos a ver los primeros rayos de sol, entendemos que la tormenta que nos acaba de sacudir era necesaria para remover aquellas cosas que aunque nos gustaban y creíamos nos hacían felices, en realidad, nos hacían daño, no nos convenían o simplemente, nos impedían alcanzar nuestros objetivos.
Es como cuando somos traicionados, en el momento solo vemos el dolor que nos causaron, la rabia nubla los sentidos y la razón. Todo tipo de pensamientos negativos nos invaden, hasta que logramos darnos cuenta de que a la larga pierde más quien traiciona. De todo lo malo, lo peor es la muerte.
No la muerte propia, pues esta no se siente, no se sufre, no duele. De ella, lo que más duele es ver morir a aquellos que amamos, y alguien dirá que no puede tener ningún lado bueno, pero créanme, también muchos otros dirán lo contrario. Un día lejano o no, alguna cosa nos hará entender por qué algunos seres amados se nos adelantan, dejándonos el dolor más profundo e indescriptible.
No culpo a nadie si cree que no es posible. Yo también lo creí hasta hace menos de un año.
