Uno de los más importantes aliados de la humanidad es la tecnología. Desde siempre, estar a la vanguardia de los avances tecnológicos se ha convertido en una prioridad y en la mejor manera de mantenerse al día y en sintonía con la realidad actual.
Desde su aparición y su utilización como una herramienta indispensable en el día a día de estudiantes y trabajadores, las computadoras personales, en sus diferentes versiones, así como los Ipad, celulares y otros dispositivos, se han convertido en la principal fuente tanto para adquirir como para compartir información o simplemente para estar en contacto con amigos y familiares, sin importar lo distantes que se encuentren unos de otros.
Al principio, todo iba bien, las personas, en especial las más jóvenes, al parecer, entendían la utilidad y verdadera finalidad de estos dispositivos, pero con el tiempo, esta utilidad se fue convirtiendo en dependencia, con los mismos efectos de algunas sustancias prohibidas.
Si alguien lo duda, solo hay que revisar la cantidad de información de niños que pierden el control y que han llegado, incluso, hasta al suicidio, porque uno de sus padres le suspendió el acceso a la tableta o al celular.
Como padres, representa un verdadero dolor de cabeza lidiar con esta situación, pues, mientras que por un lado están conscientes de la necesidad de limitar las horas de uso de los dispositivos electrónicos, por el otro está el temor de que por tratar de disciplinar a sus hijos, al establecer horarios y contenidos, se conviertan en un enemigo a vencer.
Quien hoy es padre de una persona de entre 14 y 20 años debe repetirse de manera constante, “de haber sabido lo adictivos que resultarían los smartphone y demás dispositivos electrónicos, nunca habría permitido que mis hijos pasaran tantas horas ‘Online’, pues ahora, una tablet, es tan indispensable como el aire”.