El reciente paso del huracán Fiona por el territorio nacional, revivió la pesadilla que desde hace años atormenta a miles de familias, que viven en condiciones deplorables, en lugares que, cuando son azotados por la rudeza de la madre naturaleza, se tornan terriblemente peligrosos.
La peligrosidad aumenta, no solo por la ubicación de las casas, sino por el material con el cual son levantadas esas viviendas, si es que se les puede llamar así.
En verdad, hay que reconocer que diferentes gobiernos han contribuido con la erradicación de las casuchas, edificadas a orillas de los ríos, que en su momento eran las más afectadas y se convertían en centro de desgarradoras tragedias.
Esta situación, sin embargo, y pese a los discursos de campaña política, sigue siendo una triste realidad en los sectores más empobrecidos de la geografía nacional.
El paso de Fiona, las lluvias torrenciales que trajo consigo, la inclemencia de sus vientos y la falta de previsión de una gran parte de la población, han dejado un panorama desolador, miles de damnificados, que salieron de sus inundadas casas solo con lo que llevaban puesto.
Por esta razón, las autoridades anuncian una serie de medidas y un plan de ayuda y reconstrucción de viviendas afectadas y la población en general se apresta a colaborar en lo que sea necesario para sobreponerse de este desastre.
La ayuda internacional es muy valorada y bien recibida.
Lo triste es que, aunque duela reconocerlo, existen personas que se lucran de las tragedias, de las desgracias ajenas. Personas, aunque resulte difícil de creer, han hecho de la pobreza un negocio y que ven en estas situaciones de calamidad, una oportunidad imperdible para “levantarse unos pesitos”.
Es por esto que resulta de vital importancia que los recursos e iniciativas gubernamentales, así como las donaciones y aportes de la comunidad sean entregados a aquellos para quienes fueron destinados.
Es una obligación de quienes tienen a su cargo la administración de estos fondos, que los mismos lleguen a las manos indicadas, que beneficien a quienes lo necesitan.