Que un 62% de los entrevistados por la encuesta Gallup-RCC Media apruebe la gestión de Luis Abinader, el 54.1% expresó su intención de voto en su favor y en una proporción que más que duplica a la oposición PLD-FUPU dijera que votará por los candidatos municipales del PRM y aliados, indica la determinación de la mayoría del pueblo a respaldar la continuidad de las políticas de buena gobernanza que desarrolla el presidente.
¿Deben llevar esos números tan favorables a que las fuerzas políticas y sociales que respaldan los cambios de Abinader se conformen con esa ventaja? No. Deben seguir haciendo crecer ese respaldo, y buscar más y nuevos votos.
Desde el 54.1% de intención de voto por Abinader hasta el 62% de aprobación a su gestión hay una franja de votantes que pueden ser motivados y llevados a votar por Luis.
Por igual existen otras canteras de votos inclinables a sufragar por el Cambio, entre electores blandos PLD-FUPU, gente frustrada con la traición a Juan Bosch perpetrada por Leonel Fernández y Danilo Medina al establecer un modelo de gobierno basado en la corrupción, impunidad y el descalabro institucional generadores de desorden, violencia, delincuencia e incremento de la desigualdad.
Esas personas, conocidas en los barrios, en las familias, el trabajo y otros escenarios son pasibles de llevar a votar por el cambio, o al menos a no votar por quienes traicionaron el ideal y los principios con que fue fundado el PLD.
Hay que ampliar la ventaja electoral porque los núcleos empresariales que entraron en concubinato con la alta dirigencia PLD-FUPU, organizándose en mafias de alta criminalidad, como vemos hoy en los tribunales, son grupos muy peligrosos, y ya están algunos de sus líderes y voceros amenazando al país con generar ambientes de ingobernabilidad, promoviendo y financiando acciones vandálicas, como ha denunciado el Dr. Vincho Castillo.
Nunca se debe olvidar que ya en el pasado ese litoral político, que son lo mismo juntos o reburujados, fueron denunciados por presionar el aumento de la tasa del dólar para agravar la situación inflacionaria que vivió el país en ocasión de la crisis bancaria de 2003, y con ello prácticamente impedir la continuación del gobierno honesto y productivo que había encabezado el presidente Hipólito Mejía.
La independencia del sistema judicial, el corte radical de la corrupción gubernamental, transformación de la PN, combate implacable al narcotráfico, deportación masiva de haitianos ilegales y gallarda defensa de la soberanía nacional, propuesta de pacto de nación frente al problema haitiano.
Concretar la más numerosa realización de obras de infraestructura jamás realizada por gobierno alguno en sólo 4 años, y continuación de las abandonadas por los gobiernos del PLD, el milagro de que saliéramos con éxito del Covid-19 y lográramos una ejemplar recuperación económica, conteniendo la inflación y manteniendo un fuerte crecimiento económico.
Todos esos logros sólo podían alcanzarse con un presidente trabajador como ninguno y honesto como el que más.
Pero esos cambios tienen muchos enemigos en los delincuentes, logreros y oportunistas depredadores del patrimonio nacional.
Por eso es importante buscar más votos para consolidar y darle continuidad a las políticas de buena gobernanza que está materializando Abinader.