Aunque es el primero en reconocer que la transformación de la Policía Nacional no es una tarea fácil, ni de pronta materialización, el presidente Luis Abinader está tan entusiasmado con los trabajos que se vienen realizando para materializar la reforma de la PN, que quienes lo escuchan de cerca hablando del tema dicen que parece muchacho con juguete nuevo.
Desde antes de llegar al gobierno Luis sabía que el control de la delincuencia y la seguridad ciudadana figuraban entre las grandes tareas que teníamos por delante.
Gobierno tras gobierno la acción de la delincuencia común se han mantenido como parte del paisaje, a la que se han sumado los ataques del crimen organizado y el narcotráfico.
Desde su primer intento de ser presidente Luis procuró contactar firmas de funcionarios de Estados Unidos exitosos combatiendo a la delincuencia en New York.
Desde el primer día de gobierno puso al frente del Ministerio Público a las probas magistradas Miriam Germán Brito y Yeni Berenice Reinoso para que hagan efectivo el mandato constitucional de formular la política del Estado contra la criminalidad, dirigir la investigación penal y ejercer la acción penal pública en representación de la sociedad”, para lo cual le sirve de auxiliar la Policía.
Ha mejorado sustancialmente las condiciones de vida y de trabajo de los policías en todos los niveles y respaldado un cuidadoso proceso de depuración del cuerpo.
El otro aspecto clave el presidente lidera la reeducación de sus miembros, contando con el concurso de un magnífico cuerpo de académicos integrados con dedicación a esa tarea.
Una idea del carácter con que marcha la reforma me la dio en estos días la coordinadora técnica de los académicos, la historiadora Mukien Adriana Sang, quien me aseguró: “Estoy en esto porque estoy viendo una determinación de hacer la reforma”.
Arriman también el hombro al esfuerzo representantes destacados empresarios como doña Elena Viyella, Celso Juan Marranzini y otros que reconocen que a las fallas y distorsiones policiales acumuladas por tanto tiempo es hora de ponerle un STOP.
Como es de público conocimiento, el mandatario ha decidido que él, la vicepresidenta Raquel Peña u otro alto cargo de Palacio esté presente en las reuniones que celebran cada lunes el ministro de Defensa, Carlos Luciano Díaz Morfa; la plana mayor de la Policía Nacional; Yeni Berenice Reinoso, en nombre del Ministerio Público; el general José Manuel Cabrera Ulloa, presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas y otros responsables que pasan revista, adoptan medidas y dan seguimiento a la dinámica de la delincuencia y a la seguridad ciudadana en departamentos y comandancias de todo el país.