Apesar de que República Dominicana se perfila con un crecimiento positivo para el 2024, hay algunos elementos que podrían poner en apuros el segundo período del presidente Luis Abinader, si no maneja con inteligencia y prudencia algunos aspectos fundamentales que impactan la vida y la economía de las mayorías.
Lo primero es que el gobierno tiene el gran reto de poner en marcha una reforma tributaria que, de acuerdo con los genios del área económica, ha sido aplazada en varias ocasiones y que algunos tildan de “necesaria”.
Con esta reforma se busca elevar o eficientizar las recaudaciones a través de nuevos gravámenes o de un reacomodamiento de las exenciones. El presidente Abinader aseguró, recientemente, que una de las metas de su segundo mandato, será erradicar la pobreza absoluta, la cual se logra a través de mejoras en la calidad de la educación, la salud y el empleo, específicamente.
En segundo lugar, se ha abierto la posibilidad de impulsar una reforma a la Constitución de la República, un tema espinoso y que ya cuenta con el rechazo de los partidos de la oposición y, sin duda, lo tendrá de un conglomerado importante de la población. Aunque lo que se ha adelantado sobre esta reforma, no implica tocar detalles relacionados a la continuidad en el Estado de tres períodos consecutivos.
En tercer lugar, el Gobierno tendrá que enfrentar la ola de aumentos en los precios de algunos productos, de servicios privados que han hecho reajustes en sus tarifas adelantándose a la reforma y hay que ver qué viene después.
En el sector educativo, las tarifas, por ejemplo, de colegios privados, suben cada año, y en el sector de la salud, es muy común el cobro de altas tarifas complementarias a los pacientes asegurados, sobre todo aquellos que tienen seguro básico y cuya cobertura es muy deficiente.
En cuarto lugar, y no menos importante, está el tema agrícola. Los cambios climáticos, traducidos en inundaciones y sequías prolongadas, han provocado la destrucción de parte de la producción agrícola, no solo del país, sino en muchos países del mundo. Esto significa que podría haber carestía de productos, entre estos, los que llamamos del campo, como los víveres, entre otros rubros de ciclo largo, además de un aumento en los costos de la producción.
Ese es el preludio. Ahora, todo dependerá del manejo del Gobierno y del blindaje que hará para atacar los inconvenientes que se presenten en ese sentido.
Los retos son muchos y van desde la creación de políticas que generen empleos, apoyo a los sectores productivos, mejoramiento de los servicios públicos, además del fortalecimiento de las áreas que tienen que ver con la seguridad ciudadana.
Pero los ciudadanos también esperan mejores servicios desde las instituciones públicas y claro está, que haya una mejor distribución del gasto, como dicen los economistas, que eficientice en calidad más que en cantidad.