Una ocupación para desarticular las bandas armadas existentes en su territorio y restablecer la paz. 2. Convertirlo en un Fideicomiso internacional encabezado por la ONU o la OEA, para establecer y administrar el Estado Haitiano. 3. Distribuir la tierra ejecutando una reforma agraria. 4. Crear canales de riego para hacer viable la agricultura.
Ignoran la situación aquellos que creen que Haití es un país. No es un país, es un conglomerado de individuos fuera de la gracias de Dios y de los avances civilizatorios de la época, especie de territorio feudal, divididos básicamente en dos grupos; unos pocos en su mayoría de origen extranjero o formado en el exterior en la cúspide, y una gran mayoría analfabetos, hambrientos y desamparados carentes de todo. Con una clase política depredadora e incapacitada para conciliar y ponerse de acuerdo en nada.
Ya lo afirmó el expresidente haitiano, el general Raul Cedrás en una ocasión; “para poner de acuerdo en algo a tres haitianos, hay que matar a dos”.
El mundo no puede continuar ignorando ese segmento humano incivilizado y atrasado que son los haitianos. Y entender que están incapacitados para salir solos del hoyo en que se encuentran. Hay que evitar que Haití siga creciendo su potencial de convertirse en un factor desestabilizador de la región. O en lo que es en el presente, un universo de individuos que sobreviven con costumbres y medios de casi en la edad de piedra.
Haití es un pedazo de esa África salvaje y primitiva trasladada al Caribe por Francia a partir del Tratado de Basilea en 1795, trasladando más de 500 mil africanos entre 1795 y 1801, o sea apenas dos siglos.
Por el contrario, el pueblo de República Dominicana es fruto de la mezcla de los aborígenes taínos llegados a la isla aproximadamente en el 6000 AC; españoles llegados a partir del 1492 y negros traídos por los europeos para ser esclavizados hace ya cinco siglos.
Mientras los eslavos se matan entre ellos en Ucrania, con la participación activa de todo Occidente; los haitianos se matan entre ellos en su territorio en el Caribe, con la indiferencia global del mundo occidental. El pueblo Dominicano no soporta mas migración haitiana y casi están dadas las condiciones para que el pueblo dominicano pase de reacciones de violencia focalizada, a reacciones de violencia generalizada contra la ocupación haitiana del territorio de la República Dominicana. Como ayer, el pueblo dominicano está dispuestos a defender su territorio, soberanía y logros sociales desarrollistas alcanzados.
Debemos estar claros sobre el origen del problema haitiano. El problema de Haití está en sus orígenes; formado por individuos primitivos miembros de decenas de tribus africanas, con cosmovisión, tradiciones y lenguaje diferentes, que hasta el presente le ha sido imposible convivir civilizadamente y mucho menos conciliar una visión de futuro común. Solo comparten su inclinación a la depredación, el canibalismo y la deforestación y su culto al fuego.