Hay un dicho popular que reza: “Lo que es igual no es ventaja”. Y tal presupuesto, se podría aplicar a la petición de una Coalición de Abogados que ha solicitado a la JCE que, en vez de realizarse el cotejo del 10% de los votos emitidos a nivel presidencial y de otros, como se había consensuado previamente, en las primarias de este próximo domingo, se coteje el 100% de los votos.
Solicitud, esta última, que no ha logrado apoyo ni consenso de los demás partidos políticos ni de organizaciones de la sociedad civil.
Quizás el rechazo, a tal solicitud, obedezca a los antecedentes o consensos alcanzados en la JCE; pero también, especulamos, a que en nuestra cultura política no existe un Código del perdedor, y que además, existe el complejo –cultural e intrínseco- de abogado o sabelotodo que se anida en cada dominicano. Porque vamos a estar claro: si con el cotejo manual del 20% -que acaba de anunciar la JCE- nos podemos imaginar el festival de dimes y diretes (¡gallera!) entre delegados, ¿qué no será con el 100%?
En consecuencia, habría que sopesar qué valor agregado, a lo ya experimentado con éxito –los simulacros provinciales del voto automatizado de la JCE-, podría agregar la solicitud del 50% que hace el precandidato y ex Presidente Leonel Fernández -en todo su derecho cívico-ciudadano-, si sabemos que, con el cotejo del 20% de la votación, científica y universalmente, se reflejaría una muestra confiable y verificable de trasparencia y eficacia, además de conteo rápido.
Como vemos, lo del cotejo manual del 100% de la votación, sería retrotraernos a épocas ya superadas de nuestra historia política-electoral contemporánea (1966-78, y sus secuelas posteriores).
No obstante, creemos que dicha solicitud primogénita –la de la Coalición de Abogados- más que de sustento técnico-científico, tiene basamento en la vorágine discursiva electoral de actores políticos-mediáticos y periféricos visceralmente fanatizados -en minoría- o parcializados que, por demás, apunta a instalar una percepción divorciada de nuestros avances en materia electoral y administración exitosa de procesos electorales; o mínimo habría que entenderla como una estrategia, de su ala ultraconservadora, de radicalización de su ínfimo o pírrico nicho de votos.
Honestamente, e igual que la mayoría, no creo que tal solicitud -la del 50%, o la del 100%- sería indispensable para arrojar mayor certeza a lo que, universalmente, se sabe, por experimentación en múltiples escenarios, es un método o técnica confiable.
Ahora, si lo que se quiere es volver a lo análogo –o evidenciar déficits de confianza-; entonces, no habrá que hablar de ciencia o tecnología…
Finalmente, demos una mirada a la región y valoremos nuestro clima paz…!