Días atrás, todos los medios de prensa del país cubrieron la noticia de que el canciller de la India, Subrahmanyam Jaishankar, agotó una apretada agenda en el país. Sostuvo reuniones con su homólogo, Roberto Álvarez, con el presidente Abinader y con otras figuras del país. Dictó una conferencia, asistió a un encuentro con grupos empresariales e incluso tuvo tiempo para inaugurar una embajada y participar de actividades culturales.


De todo lo que se dijo en torno a la visita, rescato tres aspectos relevantes. Primero, la coyuntura internacional ofrece el mejor panorama para estrechar los lazos comerciales con la India.

Este país lleva cerca de una década captando la atención de diversos analistas financieros. Hoy, en medio de la polarización global, la India aparece como una zona neutral, hay quienes incluso le definen como la democracia por excelencia.

Una muestra de cómo ha ido evolucionando la economía de este país se sustenta en previsiones como las del Fondo Monetario Internacional (FMI), que proyecta un crecimiento del 6.8% este año y 6.1% el próximo.

Asimismo, los informes de Morgan Stanley indican que para el 2027, el PIB indio será el tercero más grande del mundo. Morgan Stanley también estima que la próxima década puede considerarse la del boom de la economía de la India.

Así que, tener una buena relación comercial con este país es una gran oportunidad en este momento, por el segundo aspecto de relevancia. Una parte importante de la política comercial internacional se basa en mostrar el atractivo estratégico de la República Dominicana para inversiones extranjeras.

Además, se ha centrado en hacer una política apartada de ideologías. Es decir, República Dominicana establece relaciones comerciales sin que la alineación política del Estado socio interfiera demasiado, salvo en casos muy puntuales, como fueron las acciones de Daniel Ortega en las pasadas elecciones de Nicaragua y cuando ha adoptado una postura acorde con las decisiones de los mecanismos de integración de los que forma parte.

Ese es un aspecto que el país tiene en común con la India. La neutralidad de ese país le ha permitido sortear el impacto del conflicto internacional.

Basta con ver que, mientras Estados Unidos y China tienen una guerra comercial, el estado indio mantiene relaciones con ambas economías. A la vez, el gobierno estadounidense ha condenado directa o indirectamente el apoyo de algunos países a Rusia en el contexto del conflicto con Ucrania, pero la India sigue comprando petróleo ruso a la vez que grandes inversionistas norteamericanos como Apple han instalado parte de sus fábricas en este país.

El tercer aspecto rescatable del estrechamiento de los lazos bilaterales entre la India y la República Dominicana tiene que ver con las semejanzas que ambas naciones tienen. Fuera de lo tocante a la cultura, los dos países comparten cierta semejanza en clima, crecimiento en el sector servicios, ritmo sostenido de crecimiento económico y una apertura franca a la atracción de inversiones extranjeras directas (IED).

De hecho, algo más que comparten y que es altamente beneficioso es el hecho de que tienen buenas relaciones diplomáticas con aliados de sus regiones cercanas. Así, tanto la India como la República Dominicana participan activamente en organismos internacionales, acuerdos comerciales y mecanismos de integración regional que expanden el alcance de sus acciones.

De este modo, y para responder al título, lo verdaderamente preocupante de la política internacional que impulsa el Gobierno tiene que ver con la capacidad instalada del país. En los últimos años hemos estrechado lazos con Emiratos Árabes, China, Israel, Centroamérica, el Caribe, Reino Unido y un largo etcétera. Y salvo en el intercambio con economías pequeñas, la balanza comercial aún no es del todo favorable para el país.

Y aunque la IED ha crecido y las exportaciones cada trimestre rompen récords, es pertinente preguntarse si el país cuenta con: mano de obra cualificada, producción suficiente para afrontar nuevas alianzas comerciales y planes sostenidos en el tiempo para convertir el crecimiento económico en capacidad productiva.

Por lo demás, es una gran noticia que el país siga ampliando su rango de influencia diplomática.

Para economías pequeñas como la nuestra, las alianzas son la mejor ruta para el desarrollo económico.

Posted in Opiniones

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas