El pasado jueves, el Ing. Olgo Fernández, director ejecutivo del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), dio inicio formal a los trabajos de construcción de la represa de Monte Grande, sobre el río Yaque del Sur, actividad en la que se hizo acompañar de la Defensora del Pueblo Zoila Martínez, y de los senadores, diputados, gobernadores, alcaldes, periodistas, comunicadores, líderes de la Iglesia Católica y líderes comunitarios de las provincias de Barahona, Azua, Bahoruco e Independencia, y en la cual tuvo la cortesía de solicitarnos dirigir unas breves palabras sobre los aspectos geológicos, geofísicos y geotécnicos más relevantes del emplazamiento escogido hace ya 26 años cuando hicimos los estudios geológicos, geofísicos y geotécnicos básicos por solicitud del INDRHI.
El sitio originalmente escogido por el INDRHI en 1991 fue el cerro de Los Pasitos, ubicado aguas arriba de Quita Coraza, pero las pésimas condiciones geológicas caracterizadas por la abundante presencia de materiales granulares sueltos, altamente permeables, y plegados en forma de sinclinal, nos llevaron a descartar el lugar, aunque luego de explorar a pie unos 15 kilómetros del cauce aguas arriba del sitio previamente escogido en base a la cerrada más estrecha, y luego de realizar estudios geológicos, refracción sísmica, sondeos estratigráficos y pruebas de permeabilidad Lugeön, pudimos concluir que el sitio de Monte Grande era el único emplazamiento posible para construir una represa que actúe como un contraembalse de las represas de Sabana Yegua y de Sabaneta.
Todos los estudios geológicos, geofísicos y sondeos posteriores a los originalmente realizados por nosotros en el año 1991 han confirmado que Monte Grande es el único lugar posible para esta importante represa que tendría unos 60 metros de altura desde el dentellón hasta la corona, unos 1,200 metros de longitud total desde el estribo izquierdo hasta el estribo derecho, almacenaría unos 350 millones de metros cúbicos de agua que servirían para irrigar unas 700 mil tareas de tierras cultivables, supliría de manera permanente al acueducto del suroeste que incluye a las provincias Barahona, Bahoruco e Independencia, tendría 18 megavatios de potencia instalada, y lo que es más importante, controlaría las inundaciones en Vicente Noble, Tamayo, Uvilla, Jaquimeyes, Peñón, Fundación, Pescadería y Habanero.
El director del INDRHI ha dicho en el acto de inicio formal que el cronograma de trabajo acordado con el consorcio Andrade Gutiérrez–Servinca permitiría terminar la obra en los próximos 30 meses de trabajo, ya que trabajarían durante las 24 horas del día, y la inversión sería de poco más de 300 millones de dólares que se recuperarían en los primeros años de operación de este anhelado proyecto hidroeléctrico que vendría a complementar las represas de Palomino y Sabana Yegua, ubicadas sobre el río Yaque del Sur, y la represa de Sabaneta, ubicada sobre el río San Juan.
A partir de su entrada en operación, Monte Grande se convertiría en el tercer embalse más grande de la República Dominicana, detrás de los embalses de Hatillo y Sabana Yegua, ya que los embalses de Hatillo y Sabana Yegua pueden almacenar poco más de 400 millones de metros cúbicos de agua, lo cual es de suma importancia frente a las negativas expectativas de un cambio climático que cada vez estará produciendo mayores contrastes entre largos períodos de lluvias torrenciales y posteriores largas sequías, lo que nos obliga a construir nuevos embalses, y a extraer los sedimentos acumulados durante décadas en los embalses existentes, como parte de una correcta política pública de almacenar agua en períodos de abundancia para utilizarla racionalmente en posteriores períodos de escasez por sequías.
Es necesario hacer un reconocimiento público a los senadores de las provincias de la región suroeste, y a Osvaldo Santana, director del periódico elCaribe, quienes durante años han insistido públicamente en la importancia de la construcción de esta represa como garantía del desarrollo de una región donde las lluvias siempre han sido muy escasas, con áreas donde apenas caen 350 milímetros de lluvias por cada metro cuadrado, convirtiendo al suroeste en una zona semidesértica donde sólo el agua almacenada en este embalse podría transformar esas zonas semidesérticas en un vergel agrícola que cambie por completo las condiciones de vida de mucha gente pobre que allí habita, por lo que muchos de esos habitantes esperan con ansiedad que con Monte Grande les llegue el agua de su prosperidad.
Todas las represas dominicanas se han pagado solas con los beneficios de sus primeros años de operación, motivo por el cual la mejor inversión económica que puede hacer todo gobierno, con la mayor tasa interna de retorno, es la construcción de nuevas represas capaces de producir energía hidroeléctrica, agua para acueductos, agua para canales de riego, y control de inundaciones, esperando que Monte Grande abra el camino para la construcción de otras necesarias represas en la cordillera Central, en la región este, y en la Línea Noroeste, porque son las mejores inversiones públicas, y los mejores servicios públicos, que podemos hacer con los fondos públicos.