Es inminente que el presidente Luis Abinader va de cabeza y decidido a hacer realidad la reforma constitucional que antes de su repostulación propuso, pero que, en aquel momento pre-eleccionario, no logró consensuar cuando, en nuestra opinión, era el mejor momento y la oposición no lo entendió así. Sin embargo, ahora, para bien o mal, el mandatario la impondrá a rajatabla, pues tiene mayoría aplastante en el Congreso; e incluso, ha dejado entrever, o mejor dicho instruir-arengar, que es una prioridad fuera de discusión e inaplazable….(¿oyeron congresistas perremeistas?)
Y uno se pregunta: ¿Le conviene al presidente imponer una reforma constitucional, a pesar de lo necesario o innecesario de la misma, sin un mínimo de consenso aunque solo sea para guardar la forma? Más la otra pregunta: ¿qué hará el ex presidente Leonel Fernández que se opuso, rabiosamente, cuando el intento o amago en 2019, bajo el alegato de que, cual lienzo pétreo, la Constitución “no se toca”? ¿Volverá a tomar las calles?
Lógicamente, que en el 2019 había, solapada o no, una motivación reeleccionista, pero ahora tampoco deja de haber intereses políticos y de control más allá de 2028, porque no solo se trata de un procurador “independiente” que, en el fondo, nunca será tal ni siquiera para ingenuos.
Por lo tanto, la reforma constitucional ahora ya no tiene variopintas lecturas, pues, es, en la práctica, una jubilación completa de todo el liderazgo otrora presidenciable, amén de quien quiera o no resistirse. En otras palabras, el actual presidente será el actor político -y de poder- gravitacional más allá de 2028 ….(una suerte de Joaquín Balaguer -1978, y después-, con algunos que otros aderezos).
Y una última pregunta: ¿dónde están aquellos conspicuos “hacedores de opinión pública” -2004-2020- que, otrora, denunciaban: dictadura de partido, falta de contrapeso en los poderes públicos, corrupción y demás cantaletas-discursos de hojalata? Sencillo: unos allende los mares (viviendo la dolce vita). otros ahogados en publicidad estatal, dos o tres más columnistas-satélites o viejos zorros-papagayos; y unos últimos, frustrados y dándose golpes en el pecho…..
En paralelo, y como regaño o jalón de oreja, agudeza y razón tuvo el extinto periodista Rafael Molina Morillo cuando radiografió aquella máscara al piso que hoy viene como anillo al dedo: “políticos de la secreta“.
En fin, loable o no, el presidente hará la reforma constitucional, en todo su derecho y como otros hicieron y deshicieron, que ha propuesto y; por supuesto, la última pregunta es: ¿la hará en tres noches -2002- o de un tirón? ¡Ah, Juan Antonio Alix y su inmortal décima “Corroboro, corroboro”!