Nunca intentes ocultar la verdad porque al final siempre fluye. ¡Y fluye aunque la mentira, con su fuerza “descomunal”, haga lo imposible para echarla por la borda!

En esta tribuna he escrito sobre la verdad y sus positivas consecuencias… sí, la verdad que también siempre deben llevar a cuestas los periodistas que cumplen con los postulados de la profesión y los códigos éticos.

Es un nodal aspecto -aunque no quería revelarlo- que analizo con amplitud en una obra en la que renuevo el complejo, pero a la vez muy interesante, tema que atañe al correcto ejercicio del periodismo en República Dominicana.

Las anteriores líneas no se salen del contexto de este artículo. Porque el concepto que se tiene de la verdad hay que exponerlo en cualquier segmento de la sociedad. Ser objetivo y escribir sin ambages, es deber fundamental del periodista.

A propósito, ¿le damos un sí? Más claro: ¿Es verdad lo que asegura el presidente Luis Abinader de que la pobreza en República Dominicana ha disminuido?

Esto aseguró el mandatario en una declaración pública: “La pobreza en el país se redujo en 7.2% con respecto al año 2019, antes de la pandemia. En el primer trimestre de este año (2024), la reducción fue de 5.3 % con respecto al año pasado”.

Para llevar credibilidad a la población sobre la baja de la pobreza en el país, recordó que al inicio de su gobierno se propuso redefinir las políticas de protección social de la nación con un enfoque claro en la autonomía económica, la inclusión laboral, productiva y social, en especial en lo concerniente a las mujeres; el sector de la juventud y población más vulnerable.

Profundizó al precisar: “La aplicación de estas políticas ha incidido en la reducción de la inseguridad alimentaria y la pobreza en el país, tal como lo publican organismos internacionales como la FAO”

En su segundo gobierno, que apenas lleva seis meses, Abinader podría tener la oportunidad -con la aplicación de efectivas políticas públicas y con la debida eficiencia- de que la pobreza en el país trille el camino del “destierro”. O decirlo de otra manera: ¡Qué la pobreza sea realmente desterrada de la faz de la tierra dominicana!

La realidad de nuestros países del llamado Tercer Mundo -y República Dominicana figura en ese infeliz universo- es que siguen acogotados por la pobreza extrema y con perspectivas no halagüeñas.

Si el gobierno de Luis Abinader logra aunque sea ponerle un “stop” a medias a la pobreza nacional, entonces obtendrá el premio más alto que ningún otro mandatario dominicano ha podido ganar.

Esperemos entonces que el inexorable tiempo lo certifique.

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