La Fuerza del Pueblo (FP), el principal partido de oposición, entró en la fase más interesante de los procesos de renovación interna de los partidos, la escogencia de autoridades. Dicho sea de paso, la FP tiene cinco años con autoridades provisionales y nunca ha hecho un proceso de votación para elegir ningún cargo, incluyendo las candidaturas para las elecciones del pasado año.
Hasta el momento, solo la secretaría general, de los tres cargos que van a votación, ha generado entusiasmo y tiene tres aspirantes. El actual titular aspira a continuar en el cargo, pero esa aspiración no coincide con el sentir general de la militancia y la dirigencia que vota. Sin embargo, el sentimiento de agradecimiento al antiguo PTD y su dirigencia, es un sentimiento que prevalece en la organización desde la cúpula hasta la base.
Es obvio que esa realidad coloca la organización en un dilema, porque de las tres autoridades principales, solo la figura que viene del PTD quedaría excluida, porque se da por hecho que Leonel y Radhamés, seguirán en la presidencia y la vicepresidencia, respectivamente.
¿Qué hacer ante ese dilema? En política la razón se impone a la emoción y se hace lo que conviene al colectivo.
Muchos entienden que un cambio de cara sería bueno para la organización hacia fuera, lo cierto es que una votación libre, es un mensaje que necesita la FP, pero más hacia dentro que hacia fuera. El precario desempeño de ese partido en el pasado proceso electoral, se llevó lo mejor que ha caracterizado al votante leonelista, el entusiasmo.
Recuperar ese entusiasmo, necesitará más que la narrativa de que son la segunda fuerza política, tienen más diputados, alcaldes y regidores. La militancia de la FP sabe que ese éxito se debe exclusivamente al peso de la figura de Leonel, pero también sabe que eso no es suficiente para lograr el triunfo en 2028. Además, identifica a quienes cometieron errores evitables en el pasado proceso, por tanto, se debe mandar una señal clara de que no se repetirá lo mismo.
La votación, libre de contaminación, en la secretaría general es la señal estratégica que necesita enviar la FP para recuperar el entusiasmo perdido. No es una lucha en contra de una persona, ni de nadie, se trata de decidir a favor de todos.