Los bochistas, ahora divididos entre el PLD y la FP, se pusieron brutos y entregaron el poder. Lo peor es que no lo hicieron con inteligencia como hizo Balaguer en 1996, cayeron en manos enemigas. Viven en sobresalto permanente por sometimientos y acusaciones. Sus enemigos en medios y redes, se ceban, ahora engordados con el presupuesto publicitario, y los llaman ladrones y corruptos con más gusto que nunca.

Los bochistas se entendieron durante 16 años y vencieron a todos. Pero les pasó lo mismo que a Ícaro, murieron de éxito. La historia cuenta que Ícaro, personaje de la mitología griega, estuvo retenido por el rey Minos en la isla de Creta. El y su padre para escapar crearon unas alas para poder volar, poniendo plumas con hilo y después pegándolas a cera en su cuerpo.

Su padre le aconsejó no acercarse mucho al sol porque la cera se derretiría, ni mucho al mar porque las plumas se mojarían. Cuando aprendió a volar, Ícaro se emocionó tanto que llegó hasta el sol. La cera se derritió, cayó al mar y murió ahogado. Así fue como el PLD murió ahogado en el éxito de tanto poder en la era de Danilo Medina.

La pelea entre la FP y el PLD es casi seguro que mantenga ese grupo en el poder, que ahora con las instituciones bajo control, le han dado a Medina donde más duele, el núcleo familiar.
Identificar objetivo

Entre el PLD y la FP se observa un cese al fuego que caracterizó la relación al final del gobierno de Medina y al inicio de la oposición. Ahora lo que corresponde es identificar el objetivo.

¿Qué quieren de cara al 2024? ¿Volver al poder? si la respuesta es sí, corresponde identificar la vía más corta y concertar acuerdos en lugar de forzar lo imposible. ¿Mantenerse como partido aunque no lleguen al poder? Si el objetivo es ese, entonces no les conviene unificarse porque la sigla que ocupe el Palacio, absorberá a la otra.

Si se van a un force de tres, la primera pela electoral la dará el PRM en las municipales de febrero, porque ni política ni matemáticamente parece posible que un partido de gobierno unificado, como está el PRM, no canta victoria. Otra idea es ilusión, propia de la política.

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