En la justicia terrenal, se computa la culpa de un delito por acción u omisión. En la dimensión espiritual, la falta es pecado y se aplica también por acción u omisión. El segundo periodo de la era del PRM en el poder está de lo más interesante y hasta hay gente que lleva anotaciones de las omisiones, más que de las acciones.
La defensa al gobierno fue nula en la crisis de imagen que sufrió la pasada semana con la protesta en Friusa. El mal manejo a la acción militar y policial y la falta de respuesta certera ante el llamado a manifestarse, dejaron un pasivo al gobierno en un tema que ha capitalizado como activo. El único dirigente que sacó la cara por el gobierno fue Yayo Sanz.
La filosofía que se aplica en el PRM es que la salvación es individual, y ciertamente así es, incluso es bíblico, el asunto es que, en la mayoría de los casos, para lograr la salvación personal es necesario accionar en beneficio del grupo porque de no hacerlo, hay condena colectiva en lugar de protección individual.
Como el presidente se jubiló temprano con un doble candado en la Constitución para que nadie se le ocurra pensar que volverá a intentar seguir en la Presidencia más allá de 2028, los demás dirigentes cogieron la seña y hacen lo propio.
Cada uno está ubicando a cuál árbol presidencial se asoma para que le de buena sombra a partir de 2028.
Aunque todos dicen que lo más importante es el buen gobierno, en realidad cada uno está en lo suyo y lo que pase en el gobierno es lo que menos les ocupa o preocupa.
La tibieza que se observa en la mayoría de los funcionarios en los asuntos del gobierno preocupa a muchos en el PRM. En la política mirar para otro lado cuando el deber llama, no es delito, pero sí pecado y tiene castigo.