Distinguidos lectores, luego de una pausa por vacaciones, nuestra columna, La Pizarra, está de regreso. Retomamos las anotaciones sobre el discurrir de los temas de la agenda nacional, especialmente de los partidos y sus dirigentes.
El PRM cerró el 2024 con una advertencia de su presidente, José Ignacio Paliza, de que promovería una resolución para detener las aspiraciones presidenciales a destiempo. Ese plan ha quedado engavetado luego de una reunión de la élite del PRM con los que se identifican como presidenciables.
El encuentro ocurrió en los últimos días de diciembre y fue encabezado por el presidente Luis Abinader y también se produjo en Palacio Nacional, como la primera reunión de mayo. Se ha comentado de un tercer encuentro del presidente con los aspirantes, pero se habría producido antes del inicio del segundo mandato.
A los encuentros han sido convocados y han asistido los mismos seis que a la primera convocatoria. A varios dirigentes se les cuestionó de sus posibles proyectos presidenciales, pero ninguno se sumó, aunque se sabe que son más de seis.
El partido oficial, que en estos días está de fiesta por su décimo aniversario, coronado de éxito político y electoral, no es el único con asuntos pendientes. La FP, cerró el 2024 con el II Congreso en marcha y con problemas, no menos relevantes, por resolver. Se supo que al inicio de año, la organización encontró una salida para llevar a votación el puesto de la secretaría general, sin que la solución represente disgustos para la mayoría de sus dirigentes y los de mayor relevancia.
En el PLD, algunos dirigentes que estaban bajo perfil, han sacado cabeza al inicio de año. Observen a Gonzalo Castillo, José Ramón Peralta y Abel Martínez. Francisco Javier García, que estuvo bastante activo luego de las elecciones de mayo de 2024, luce bajo perfil al inicio de 2025 y versiones de un frente para aplastarlo crecen cada día. No se han tenido noticias (pero es una noticia) del líder de la organización, Danilo Medina.
Dirigentes, como Carlos Amarante Baret, madrugan con la idea de unificar toda la oposición. El objetivo y la estrategia son válidos, pero en la táctica puede haber un error.